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Alguien debe explicarle a AMLO que no es fácil crear un sistema de salud de calidad

Eduardo Ruíz-Healy
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Por: Eduardo Ruíz-Healy

 

La salud es fundamental para que podamos funcionar y
prosperar en diversos aspectos de la vida, incluyendo el aprendizaje, el
trabajo, la comunicación y la formación de relaciones. No se trata solo de la
ausencia de enfermedad, sino del bienestar físico, mental y social. La mala
salud afecta significativamente a individuos, comunidades y países enteros,
consumiendo recursos y limitando su crecimiento. Las disparidades en salud son
evidentes, con diferencias notables en el acceso a la atención médica, la
calidad del tratamiento y componentes esenciales para una buena salud, como la
educación, la vivienda y una alimentación nutritiva. Estas disparidades afectan
principalmente a grupos vulnerables o marginados.

 

Hace unos días se difundió el The Economist Impact’s Health
Inclusivity Index (en español: El Índice
de Inclusión en Salud de Economist Impact) elaborado por una unidad de The
Economist Group.

 

El reporte define a la inclusión en salud como el proceso de
eliminar barreras personales, sociales, culturales y políticas que impiden a individuos
y comunidades alcanzar una salud óptima y una vida plena. Para fomentarla se
necesitan políticas efectivas que aborden las causas fundamentales de las
disparidades y la exclusión. Estas medidas deben asegurar que los servicios de
salud no solo estén disponibles, sino que también sean accesibles, fáciles de
entender y de alta calidad.

 

El Índice de Inclusión en Salud evalúa los esfuerzos
gubernamentales de 40 países para hacer accesible la buena salud a todos. Para
calificar a un país analiza más de 50 indicadores en tres dominios: 1. La
situación que guardan las políticas de inclusión en salud; 2. La disponibilidad
de sistemas e infraestructura esenciales, y; 3. Las acciones para empoderar a
individuos y comunidades en el manejo de su salud.

 

Los hallazgos clave revelan una brecha significativa entre
la política y su implementación, indicando que sistemas de salud efectivos
necesitan no solo políticas robustas, sino también una implementación
significativa. Más del 60% de los encuestados encontró obstáculos para acceder
a la atención médica, siendo la falta de citas, la distancia y costos de viaje,
y la falta de confianza en los servicios de salud, los principales
impedimentos.

 

 

Los jóvenes, especialmente de la Generación Z y los
Millenials, enfrentan mayores retos en el acceso a la atención médica, con un
21% reportando negativas de atención, comparado con el 14% de los mayores. El
costo es una barrera significativa, tienden a desconfiar más de los proveedores
de salud y recurren frecuentemente a las redes sociales para informarse.

 

México, con 60 puntos, ocupa el lugar 29 en el Índice.
Obtiene altas calificaciones en el dominio de Salud en la Sociedad, pero bajas
en cuanto a su infraestructura y la cantidad y calidad de su fuerza laboral
(médicos y enfermeras).

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador debería pedirle a
una persona de su entera confianza que lea y estudie el reporte y se lo
explique después. Eso, para que no crea todo lo que dicen sus supuestos
expertos en la materia que le han hecho creer que es fácil crear un sistema de
salud pública de calidad, como el de Dinamarca.

 

El reporte
está en impact.economist.com/projects/health-inclusivity-index.

 

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Sitio: ruizhealytimes.com

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