Por Armando Salinas Torre
En EU no creyeron que Trump haría locuras como Presidente; yo sí creo que AMLO pretenda negociar la justicia, aunque estoy convencido de que eso no traerá paz en el país, sino mayor impunidad, complicidad y corrupción.
Hay quienes dudan que pudiéramos estar peor. Esa duda la disipamos cuando observamos lo que sucede en el vecino país del norte. En donde un candidato a la Presidencia decía cuanta ocurrencia le venía a la mente y casi nadie en su sano juicio pensaba que ganaría la Presidencia, porque creían o creíamos que las personas sensatas lo impedirían.
Desafortunadamente, ahora miles de jóvenes están siendo deportados y cancelados sus sueños. En breve, millones perderán los servicios de salud pública que tienen. Empresarios y trabajadores están viendo con temor que concluya el TLC. Los estadunidenses están padeciendo la pasividad e indolencia de quienes advertían que las ocurrencias populistas podrían ser políticas de gobierno, pero poco o nada hicieron para impedirlo.
En nuestro país hay millones de personas que están desesperadas por un cambio, ya que padecen la marginación, la delincuencia, el desempleo, la falta de oportunidades, la cerrazón. Pero no se trata de cargarles la culpa a esas personas que son víctimas de un sistema corrupto e indolente, y que sufren día a día de la prepotencia de las autoridades, de la rapiña de los funcionarios; sino que, por un lado, lo criticable es el vividor de esas circunstancias, que, aprovechándose de esa situación, pretende subirse en sus hombros para llegar a la Presidencia y, por otro lado, también hace falta despertar del marasmo a la sociedad para evitar que, a pesar de todas las señales de locura, esa sociedad no participe de los procesos democráticos, debatiendo, cuestionando y promoviendo mejores alternativas de gobierno.
¿A cambio de qué el Estado dejará de investigar y sancionar a criminales que asesinan, secuestran, violan a mujeres, jóvenes, niños, personas de la tercera edad, a la sociedad en general?
En Colombia, por ejemplo, los líderes de las FARC se incorporaron a la vida civil para participar en los procesos democráticos, pero en nuestro país, ¿se les invitará a que “laven” el dinero obtenido de los secuestros, de la extorsión por el derecho de piso, la venta de mujeres y niños de la trata de personas o del cobro de los homicidios por ajuste de cuentas o la venta de droga que se obtiene de la venta en las calles de todo nuestro país?
¿Con qué líderes de las organizaciones criminales va a negociar AMLO? ¿Cuál va a ser el criterio para, eventualmente, favorecer a unos y a otros no? Si dice que será con la anuencia de las víctimas, ¿no se expondrá a las víctimas que se nieguen a consentir que se le otorgue una amnistía a sus victimarios? En lugar de profesionalizar el servicio de seguridad al servicio de la sociedad, ¿se rendirá el Estado ante su ineficacia?
Una amnistía presupone una ley que la regule, en la que se establezcan las condiciones. Si el Congreso de la Unión no está de acuerdo con su propuesta de “perdonar” a los criminales, siguiendo con el historial de AMLO de bloqueos, marchas, mítines, campañas y obsesiones políticas, ello no será obstáculo para que el “pueblo” realice la amnistía de “facto” y, por ello, una vez más, la visión patrimonialista del poder someta a la Fiscalía General a sus “propuestas”.
No se trata de maximizar, sino de darle el justo valor a las palabras de quien, por tercera ocasión, según él, interpreta la voluntad del pueblo, en su búsqueda de conquistar la Presidencia de la República, diciendo cuanta ocurrencia le viene a la cabeza para tratar de aprovecharse de la desesperación de la población, en este caso en el tema de la inseguridad pública.
La delincuencia organizada que padecemos no encabeza un movimiento de redistribución de la riqueza ni mucho menos tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de los mexicanos a través de la educación, que otorgue una preparación y cultura que permita a las personas tomar su propio destino en sus manos, sino que, por el contrario, esa criminalidad pretende el sometimiento incondicional a su voluntad para que los jóvenes sean sus sicarios, que las mujeres sirvan en las redes de prostitución y trata de personas, que no es más que la versión actual de la esclavitud. ¿Ésa es la propuesta de AMLO en caso de ganar la Presidencia de México?
