Sic Sac, por: M.A. Elda Clemente Reyes
El Presidente de E.U. Donald Trump,
volvió a poner en jaque al responsable de la política exterior en México, Marcelo
Ebrard y al Jefe del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador. El tema de
fondo, otra vez, el flujo de migrantes que llegan a través del territorio
nacional, principal motivo de amenaza de los aranceles.
No llegar a un
acuerdo entre representantes de la política exterior de ambos países, habría
provocado que los impuestos de los productos que México exporta a EE.UU. sean del
5 por ciento el 10 de junio, hasta llegar al 25 por ciento el 1° de octubre.
Afortunadamente la
reacción del Secretario de Relaciones Exteriores, evitó un daño colateral al apoyar
la decisión del Presidente de buscar una solución a través del diálogo que
evitara la confrontación.
No es raro, que los
estadounidenses menosprecien a los centroamericanos que abandonan su nación en
busca de nuevas oportunidades para sobrevivir, durante su campaña Trump les
prometió “Los que vinieron ilegalmente, se tienen que ir”.
A finales del sexenio de Enrique Peña
Nieto, llegaron cuatro caravanas y con AMLO, suman más de dos que recibieron tarjeta
de visitante además de comida, acceso a empleo y visas migratorias, mientras
permanecen en suelo mexicano.
A Trump no le conviene
que lleguen más indocumentados por el descontrol social que le genera y, a
Obrador no le conviene ningún otro tipo de presión, suficiente tenemos con el
compromiso inscrito de ofrecerles trabajo, educación y salud, mientras esperan
la resolución de su petición de asilo en E.U., lo cual, algunos sectores de la
población no ven con buenos ojos.
Una de las cartas fuertes
de México, es la contención, por eso, comenzará el despliegue masivo de la
Guardia Nacional en la frontera con Guatemala, de fracasar esta estrategia en
los 90 días pactados, nuevamente Trump retomará la intimidación utilizando cualquier
otro argumento. Es evidente que tiene claro, lo que no quiere para sus
electores a fin de cumplir su promesa de campaña, mientras AMLO no aceptará
problemas que vulneren su plan de gobierno, pero a cambio tendrá que redoblar
la seguridad para no ser rebasados por el número de migrantes.
No es casualidad
que, entre los acuerdos firmados, el gobierno mexicano aceptó también revisar
sus protocolos de inmigración con el fin de obligarlos a que busquen asilo en
el primer país extranjero al que ingresan, es decir, México y Guatemala.
Culmina así, el segundo
round entre los dos mandatarios, hay que decirlo, de no haber entrado a la
negociación los resultados para los mexicanos hubieran sido catastróficos.
El Presidente AMLO
mostró la garra, el carácter y el humanismo que nos caracteriza a los escorpioncitos
nacidos el 13 de noviembre, y que se revela cuando ponen a prueba nuestro
orgullo. Con un discurso en alusión a momentos claves en la historia de México,
durante el evento “En defensa por la dignidad nacional y en favor de preservar
la amistad con E.U.”, volvió a poner en claro su filosofía de vida: “consumar
el objetivo de construir una Patria nueva pacífica y fraterna, en la que reine
por siempre el ideal del bienestar y de la felicidad del pueblo”, un
pensamiento que se aproxima al significado de la brillante frase del Apóstol de
la Independencia de Cuba, José Martí, cuando dijo “Patria es Humanidad”.
Por su parte, Donald Trump sigue siendo un “chantajista
de primer mundo”, que convierte en rehén la política comercial a cambio de una
salida migratoria.