Durante su último informe presidencial, el 30 de septiembre de 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó dos reformas constitucionales clave: la que traslada la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la que reivindica los derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos. Este acto marcó el cierre de sus reformas estructurales antes de entregar el poder a su sucesora, Claudia Sheinbaum.
El presidente destacó que el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena garantizará su consolidación como una fuerza de seguridad pública sólida y confiable, con más de 130,000 elementos y 500 cuarteles. Esta integración, afirmó, dotará a la Guardia de permanencia, disciplina y honestidad en su manejo, separándola de cualquier vínculo con el crimen organizado o la corrupción de “cuello blanco”. Según López Obrador, esta reforma ayudará a garantizar la seguridad de los ciudadanos a largo plazo.
La segunda reforma, centrada en los derechos indígenas, reafirma el compromiso del Estado con las comunidades más vulnerables, buscando asegurar su representación y participación en la vida política y social del país. López Obrador se mostró especialmente orgulloso de esta medida, que refuerza los derechos históricos de estas comunidades.
López Obrador también aprovechó el momento para destacar los logros de su administración, como la creación de 2.4 millones de empleos entre 2019 y 2024, el incremento de los ingresos tributarios a casi 5 billones de pesos, y la dispersión de 2.7 billones de pesos en programas sociales, lo que permitió que 9.5 millones de personas salieran de la pobreza. Además, destacó que México ascendió dos posiciones en la economía global, ubicándose ahora en el lugar 12.
Con esta promulgación, el presidente cerró su ciclo de reformas, reafirmando su compromiso de servir a los más necesitados y dejando un legado que, según sus propias palabras, refleja su lema de que “por el bien de todos, primero los pobres”.
