*Todos somos México.* Bomberos, arquitectos, jóvenes, trabajadoras domésticas, ingenieros, artesanos, personas de la tercera edad, escritores, secretarias, empresarios, soldados, ganaderos, estudiantes, madres y padres, médicos, funcionarios, campesinos, políticos, pilotos, periodistas, enfermeras, cocineros, marinos, niños, barrenderos, mineros, comerciantes, policías, pescadores, filósofos, investigadores, técnicos, artistas, deportistas, inventores, contadores, ecologistas, abogados, meseros… y un infinito etcétera de personas y de actividades humanas constituimos esa maravillosa comunidad llamada MÉXICO.
Hoy vale la pena recordar que *en una sociedad democrática TODOS SUS CIUDADANOS SON NECESARIOS.*
Hoy es importante subrayar que *en toda sociedad democrática, NADIE ES “PRESCINDIBLE”. NADIE SOBRA.*
Hoy resulta fundamental recordar que *en una sociedad democrática LA PLURALIDAD y LA DIVERSIDAD DE OPINIÓN ENRIQUECEN EL DEBATE SOBRE LO PÚBLICO, ES DECIR, SOBRE LO QUE ES DE INTERÉS DE TODOS.*
Visto lo anterior, es claro que en una sociedad democrática (y al margen de la filiación ideológica-partidista) *quien gobierna está obligado a respetar la pluralidad, la diversidad de opinión y GOBERNAR PARA TODOS.*
*En una sociedad democrática debería ser inadmisible la calificación y motes de “fifí” o de “chairo” porque su uso implica una división social, dos frentes, dos partes enfrentadas, dos adversarios.*
El Presidente de la República, lejos de buscar atemperar los ánimos sociales, los exacerba. En vez de promover la armonía social, provoca a las partes. El Presidente López ha dicho que nadie le callará. Tiene toda la razón, pero también debe de entender que él no es un ciudadano común, sino el Presidente de México. Su voz, no es la de un ciudadano de a pie, sino la de quien encabeza el Poder Ejecutivo Federal. *Él representa, en virtud de su cargo, A TODOS LOS MEXICANOS, no sólo a sus grupos afines.*
En su visión binaria, el Presidente López pinta a diario una raya donde separa a la prensa buena de la “prensa vendida”; a los “fifís” del “pueblo bueno”; a los “corruptos del pasado” de los “honestos del presente”; a sus seguidores de sus “adversarios”. *AMLO crea (a partir de esa división) un esquema que muestra diariamente quienes son “los valen la pena” y quienes son “los prescindibles”, los que no deberían de estar o existir. *
Tal vez lo que AMLO no entiende, es que *el discurso de odio, de enfrentamiento (que promueve constantemente) le puede dar muy buenos resultados políticos para él y su partido, pero pésimos y muy riesgosos efectos sociales para el futuro de México y de su sociedad.*
La palabra, nuestra lengua, es riquísima. Pero debemos cuidar lo que expresamos. En este sentido, estamos obligados a entender (empezando por el Presidente López) que *suficiente violencia tiene México con sus gravísimos problemas de inseguridad, para que, además, hagamos del enfrentamiento verbal una nueva y pésima manera de convivencia de la comunidad. El Presidente López está obligado, más que nadie, a hacer buen uso de la palabra. Gobernar para todos también implica hablar para todos.*
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