Por: Cristina Padín.
La aldea se llamaba Siete.. También se podría haber llamado Niebla o Arena, pero lo cierto es que se llamaba Siete. La mujer que se presentaba para alcaldesa apenas sabía hablar… aquellas palabras que dijo la primera vez que compareció en público (primera y última) eran huecas y vacías. No dijo nada.. todo fueron nervios, promesas absurdas, cosas que restaban, ninguna inquietud, escasa cultura, pobreza mental.
Siete estaba muy bien gestionada. Por un político solvente. Serio. Sensato y con alma.
Aquellas palabras que dijo la mujer versaban sobre una defensa del toreo (en el lugar había escuela taurina y un novillero prometedor); sobre la importancia de leer libros (contaban con una biblioteca y un bibliobús y un centro de donación de lecturas); subió tres fotos a instagram (blanco y negro, color y sepia).. gritó cuatro cosas que aplaudieron sus cuatro oyentes hasta que les dolieran las manos.. pidió el voto.. Y…
El alcalde que logró que Siete fuera la joya que es pidió que no se hablara mal de nadie.. Ya era anciano.. había sido alcalde veinte años. Leía, paseaba… y procuraba apoyar a los políticos que valen. Son los que tienen vida, cultura, lecturas, viajes, honradez. Alma!
Aquellas palabras de aquella mujer se perdieron. Nada valían… lo que es falso y lo que no es sereno y lo que es inquietante no vale nada.
Como hay elecciones.. pues se me ocurrió armar la historia… Por políticos valientes, honrados, humildes y sensatos
A mi amigo JC
A mi querida Lola, besos
desde Bertamiráns
A mi querido Luis
A valientes como F
A los lugares bien gestionados,
como Siete
A los M, os tengo que mandar un libro
Al toreo y a mi mago
A las bibliotecas, a los libros, y a las personas que leen
