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Francisco Garfias
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Por Francisco Garfias

Pensábamos que esas locuras sólo ocurrían en colegios y universidades de Estados Unidos: un estudiante de 15 años dispara contra la maestra y sus compañeros, para luego suicidarse con un tiro en la cabeza.
El miércoles vimos que no estamos exentos de los trágicos episodios en las escuelas, y que la Ley Preciado para legalizar la posesión de armas es una iniciativa indefendible.
Ocurrió en Monterrey, en pleno salón de clases del Colegio bilingüe Americano del Noreste. Lo sabemos todos. Un chavo de 15 años, identificado como Federico, se levantó de la silla que ocupaba y sacó una pistola calibre 22.
Mano firme, le disparó primero a un compañero, siguió la maestra que recogía tareas, luego otros dos que estaban sentados. Los heridos son Cristina, 24 años; Cecilia, 14 años; Luis Fernando, 14 años; y Manuel, 15 años.
Federico, el agresor, murió.
Hay un video estremecedor. Lo alcancé a ver antes de que lo retiraran a petición de la Secretaría de Gobernación y de la CNDH. Ambas sacaron sendos comunicados en los que reprobaron la difusión de las crudas imágenes donde se aprecia al chavo disparar a sangre fría y luego darse un tiro.
Derechos Humanos subraya, incluso, que difundirlas viola la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
El tema acaparó las charlas todo el día y en todos lados. El tono era de desagradable sorpresa. Estamos acostumbrados a matanzas colectivas, decapitados, colgados, triturados por el narco. Lamentablemente nos acostumbramos. Pero no a balaceras en escuelas y preparatorias y con estudiantes como víctimas. Un comentario recurrente: “Eso sólo pasaba en Estados Unidos…”.
David Penchyna, director general del Infonavit, nos hizo un comentario: “Estoy cimbrado. Dios quiera y esto sirva para dar prioridad a lo importante sobre lo urgente”, dijo.
Muy atento lo escuchaba Roberto Madrazo, excandidato presidencial del PRI, quien aprobaba asintiendo con la cabeza.  
Los dos fueron invitados a la concurrida comida en el Museo del Papalote que organizó José Reyes Baeza para presentar la Fundación ISSSTE para la investigación científica.
El exgobernador de Chihuahua, por cierto, hizo gala de una gran convocatoria: empresarios, académicos, líderes de opinión, propietarios de medios, rectores y exrectores asistieron al evento.
El protagonista estrella del evento fue, sin duda, el secretario de Salud, José Narro Robles. El doctor pronunció un discurso ameno que los asistentes aplaudieron.
Sin mencionarlo directamente hizo alusión a la amenaza externa que acecha a México (Donald Trump) y al mal humor social que se ha agudizado en el territorio nacional a raíz del gasolinazo.
El alguna vez llamado “Bernie Sanders mexicano” está convencido de que los de hoy no son los momentos más difíciles por los que ha atravesado el país. “Tenemos cómo salir del tropezón. Lo vamos a hacer trabajando juntos”, dijo.
Y advirtió: “Cuando nos hemos dividido nos ha ido muy mal”.
Antes de la comida, José Narro fue acaparado por los reporteros con otro tema que indigna, irrita, duele: las acusaciones que pesan sobre el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, de suministrar agua destilada a niños con cáncer, en lugar de los costosos fármacos que se utilizan en las quimioterapias.
“Esto no se va a quedar así. Vamos a investigar a fondo. No sé si lo podremos documentar, pero si lo hacemos está claro que allí hay daño y engaño”, dijo el secretario de Salud.
Al jefe nacional del PAN, Ricardo Anaya, le llueve en su milpa. Legisladores de su partido están convencidos de que todo lo que hace es en función de su proyecto personal: la candidatura de Acción Nacional a la Presidencia de la República. “La falta de compañerismo de Ricardo Anaya no es nueva”, dijo el senador azul Ernesto Cordero.
Lo dijo luego de la rueda de prensa ofrecida por cinco senadores del PAN que respaldaron la demanda de su excompañero de bancada Luis Fernando Salazar, quien pidió licencia para buscar, sin éxito, la candidatura panista al gobierno de Coahuila. Del CEN salió la decisión de que el abanderado sea Guillermo Anaya.
“Nos solidarizamos con Luis Fernando Salazar. Creemos que es la mejor opción para Coahuila. Es un joven que tiene todo para enfrentar al clan Moreira”, dijo, en su turno, Roberto Gil.
Cordero, Gil, Lozano, Salvador Vega, Jorge Luis Lavalle, Salvador Vega y Héctor Flores Ávalos respaldan la petición de Salazar para que se reponga el “viciado” proceso interno para decidir al candidato.
Otro senador del PAN, Fernando Yunes, presidente de la Comisión de Justicia, declaró que está en su interés ser candidato a la alcaldía del puerto de Veracruz. Ese cargo, también, lo quiere el diputado federal Francisco José Gutiérrez, quien ya pidió licencia del cargo para buscar la presidencia municipal.
No la tiene fácil. El senador es hijo del gobernador de la entidad. Una ventaja que en este país cuenta y se cuenta.

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