Por Francisco Garfias
En círculos oficiales vieron venir la cascada de críticas por la visita de Donald Trump. Intentaron hacer un control de daños. El rechazo era generalizado. Difundieron la versión que, al día de hoy, nadie tiene la certeza de que el republicano no pueda ser Presidente de Estados Unidos.
“Lo que hace (Peña) es adelantarse a ese eventual escenario para hacerle ver (a su invitado) la importancia de la relación bilateral”, argumentan.
Si en noviembre gana el republicano y sigue con la idea de levantar el muro, cancelar el TLC —en México habló de hacerle ajustes— y deportar a 11 millones de migrantes, se prevé un escenario grave de fuga de capitales. Luego van a preguntar ¿Por qué no hizo nada?, advierten.
Y aseguran: “Haberlo recibido en Los Pinos hace que México se adelante a un escenario adverso que sigue en el aire”.
La otra cara de la corta visita:
No hubo disculpa de Trump por sus insultos. Tampoco se retractó en sus intenciones de construir el muro. El republicano aseguró a la prensa que lo acompañó —los reporteros mexicanos no pudieron preguntar— que no habló con Peña sobre quién pagaría la construcción de la barda en la frontera entre los dos países. Mintió.
El presidente Peña fue prudente en exceso. Tuvo miramientos con el xenófobo republicano. Pudo haberlo desmentido en público. No lo hizo.
Más tarde, el Presidente mexicano hizo saber que sí se discutió quién pagaría la construcción al inicio del controvertido encuentro. “Dejé claro que México no pagaría por el muro”.
La agencia AP dice que el equipo del candidato republicano declinó comentar el desmentido del mandatario mexicano.
El rechazo a la visita fue generalizado. Jesús Silva Herzog, Jorge Castañeda,Soledad Loaeza, Enrique Krauze, reconocidos pensadores, coincidieron en que fue un error la invitación a Trump.
“Una vergüenza”, sintetizó Silva Herzog en su cuenta de Twitter. “Error histórico”, calificó Krauze. “Me siento ofendida”, confesó Loaeza.
Castañeda le dijo a Pepe Cárdenas, en Radio Fórmula, que nomás no entiende las razones del presidente Peña para lanzarse a esta aventura sin sentido. Los mexicanos están enojados con él. “Trump sí queda bien”, contrastó.
Miguel Mancera y Margarita Zavala se negaron a darle la bienvenida. López Obrador declaró que él no hubiese invitado ni a Hillary, ni a Trump. Legisladores del PRD pidieron que se le declarara persona non grata. La Asamblea Legislativa lo hizo. Los del PAN pidieron a gritos que se cancelara la visita. El exembajador Arturo Sarukhan estimó que la visita “legitima” a Trump.
En resumen: un desastre desde el punto de vista político, académico, mediático y popular.
Después de su reunión con Peña, el republicano voló a Phoenix, Arizona, estado con alta población latina, para pronunciar un discurso sobre migración. No se movió un milímetro de su postura en campaña. “Construiremos un gran muro a lo largo de la frontera sur. México pagará por ese muro”, aseguró.
¿De qué sirvió la reunión? Se preguntó Luis Carlos Ugalde.
Hillary Clinton había dicho que lo importante era lo que Trump diría en Arizona y no en la Ciudad de México, Acertó. Citó en su cuenta de Twitter el viejo proverbio mexicano para reprobar el viaje a nuestro país de su adversario: “Dime con quién andas y te diré quién eres. Sabemos quién es Trump…”.
Fue un mordaz comentario de la candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos sobre la reunión del magnate con el presidente Peña, en la residencia oficial de Los Pinos.
Previamente, en un discurso durante la conferencia anual de la Legión de Honor en Cincinnati, Clinton ponderó el valor de la visita a una nación que Trump denostó para jalar los votos conservadores que lo convirtieron en el candidato republicano, contra todos los pronósticos.
“Un viaje de unas cuantas horas a un país vecino no compensa un año de insultos e insinuaciones”, subrayó Clinton.
A un paso de convertirse en la primera mujer que llega a la Casa Blanca como Presidenta —fue primera dama— Hillary subió a las redes sociales un video de 59 segundos que condensa las ofensivas frases de Donald Trump contra los migrantes mexicanos.
“Traen drogas, traen crimen, son violadores…”.
“Este es un país donde se habla inglés, no español”.
“Terminaré de inmediato las órdenes ilegales del presidente Obama sobre la inmigración”.
“Vamos a tener una fuerza de deportación”.
“Las familias permanecerán juntas, pero se tienen que ir…”.
“Vamos a construir un muro. Se construirá tan rápido que sus cabezas darán vueltas y dirán: él sí hace lo que dice”.
“Todo lo que digo que voy a hacer, lo hago”.
Después de tan amigable repertorio ¿Tiene dudas de quién nos conviene que llegue a la Casa Blanca?