El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha reivindicado la autoría de un atentado mortal contra una empresa de defensa en las afueras de Ankara, Turquía. El ataque ocurrió el pasado miércoles y tuvo como objetivo la empresa estatal Turkish Aerospace Industries (TAI), resultando en la muerte de cinco personas. Según el propio grupo, el ataque fue llevado a cabo por un comando de dos militantes, un hombre y una mujer, quienes, armados con rifles de asalto, irrumpieron en el edificio tras llegar en un taxi. Posteriormente, el PKK confirmó la planificación a largo plazo de esta operación y su desvinculación de recientes tensiones políticas entre el gobierno turco y el líder encarcelado del PKK, Abdullah Öcalan, quien días antes había recibido una visita familiar en prisión, la primera en años.
En respuesta al atentado, el gobierno turco, encabezado por el presidente Recep Tayyip Erdogan, lanzó una serie de bombardeos aéreos dirigidos a posiciones del PKK en el norte de Irak y Siria. El Ministerio de Defensa informó la destrucción de al menos 47 objetivos “terroristas” del PKK en dichas áreas, destacando que la operación militar continuará hasta neutralizar a los militantes responsables. Este ataque ha elevado la tensión en Turquía y motivado mayores medidas de seguridad en aeropuertos y zonas estratégicas de la capital, especialmente en Estambul, donde se han tomado precauciones adicionales para evitar nuevos incidentes.
La situación se presenta en un contexto de complejas relaciones entre el Estado turco y la minoría kurda, que representa aproximadamente el 20 % de la población. La insurgencia del PKK, catalogada como terrorista por Turquía y varios países occidentales, ha sido fuente de conflicto desde su fundación en 1984, y, a pesar de intentos de negociación y cese al fuego, la violencia ha persistido intermitentemente, con altos costos en vidas humanas y estabilidad regional.
