Paty Bunbury, conocida periodista y reportera de espectáculos, fue asesinada en Colima el 30 de octubre, apenas dos días después del homicidio de otro periodista en el país. Este nuevo atentado pone de manifiesto la creciente violencia contra el gremio periodístico en México y refuerza las demandas de mayor seguridad y justicia para los comunicadores.
Según organizaciones de defensa de los derechos de la prensa, la violencia contra periodistas ha cobrado la vida de al menos 47 profesionales durante el actual sexenio, ubicando a México como uno de los países más peligrosos para ejercer esta labor.
En respuesta, el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP) hizo un llamado a las autoridades para evitar que este crimen quede impune, advirtiendo que “la impunidad representa una invitación para que se cometan más asesinatos”.
El asesinato de Bunbury se da en un contexto de inseguridad alarmante para los medios de comunicación, y aunque el gobierno ha implementado algunas medidas para la protección de periodistas, la tasa de impunidad en estos casos sigue siendo extremadamente alta, con cifras que alcanzan el 97% según reportes de organizaciones como Artículo 19 y Reporteros Sin Fronteras.
Este reciente asesinato ha generado una fuerte reacción de grupos nacionales e internacionales que exigen medidas urgentes para garantizar la protección de periodistas y la libertad de expresión en el país.
