En las últimas semanas, la Administración del presidente Donald Trump ha intensificado las operaciones de detención de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Según informes recientes, más de 14,000 personas han sido arrestadas en diversas redadas a nivel nacional. Estas acciones han generado preocupación y críticas debido a denuncias de detenciones basadas en perfiles raciales y la aprehensión de ciudadanos estadounidenses de origen latino.
Tom Homan, designado por Trump como el “zar de la frontera”, ha expresado su insatisfacción con el ritmo actual de arrestos y deportaciones. “Hay más criminales ilegales que necesitan ser detenidos, cientos de miles, bloqueos en las ciudades santuario, filtraciones… necesitamos incrementar el número de aprehensiones”, afirmó Homan en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.
Sin embargo, estas operaciones han suscitado controversia debido a informes de detenciones de ciudadanos estadounidenses y personas de comunidades indígenas. En Milwaukee, por ejemplo, dos mujeres puertorriqueñas y un niño fueron detenidos por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) simplemente por hablar español. Tras demostrar su ciudadanía, fueron liberados.
Además, líderes de la Nación Navajo han denunciado que miembros de sus comunidades han sido detenidos y sometidos a interrogatorios por agentes federales, a pesar de ser ciudadanos estadounidenses. Buu Nygren, presidente de la Nación Navajo, instó a sus conciudadanos a portar identificaciones estatales y certificados de sangre indígena para evitar detenciones injustificadas.
Las autoridades locales en algunas ciudades han mostrado resistencia a cooperar con las redadas federales. En Chicago, tanto el gobernador JB Pritzker como el alcalde Brandon Johnson han declarado que no colaborarán con las operaciones del ICE y han instado a los residentes a conocer sus derechos constitucionales.
Estas acciones han generado un clima de temor e incertidumbre entre las comunidades inmigrantes y han provocado críticas por posibles sesgos raciales en la ejecución de las redadas.