Sic Sac, por: M.A. Elda Clemente Reyes
El triunfo inminente de Joe Biden sobre Donald Trump, en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, augura un posible giro en las relaciones políticas, comerciales, económicas y de migración con México.
Diplomáticos de nuestro país y el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, dieron puntual seguimiento a la jornada electoral. Una vez más los estadounidenses, afroamericanos y latinos, se volcaron a favor de un demócrata con un proyecto progresista encabezado por el ex vicepresidente de Barack Obama.
Durante la campaña se informaban puntos débiles del inquilino de la Casa Blanca: mal manejo de la pandemia por Covid-19, insultos, economía endeble, alardes, división de opiniones y racismo. Desventajas que fueron capitalizadas por Biden quien poco a poco fue sacando a flote sus propuestas hasta lograr el apoyo de líderes, obreros, religiosos, latinos y gente de color.
En Estados Unidos no gana las elecciones quien tenga más popularidad, sino quien obtenga 270 votos del Colegio Electoral, integrado por 538 representantes.
Para los norteamericanos Joe Biden es el mejor, su ventaja lo confirma. Su cercanía con Obama, su rechazo a la violencia contra la mujer y la venta ilegal de armamento, hasta ser un acérrimo protector de su territorio frente a amenazas terroristas, lo acercan a convertirse el próximo 20 de enero, en uno de los hombres más poderosos del planeta.
A mi parecer fue decisivo el voto de castigo a Trump quien sorprendió con sus acusaciones de un desaseo en las urnas. Va utilizar todos los recursos jurídicos para el reconteo, impugnar la legalidad del voto por correo y la falta de mecanismos de seguridad, entre otros argumentos.
Es la tercera vez que Biden peleó la candidatura bajo la sombra de Obama y su campaña se vio empañada por acusaciones de acoso sexual entre otras “linduras”, que no fueron suficientes para descarrilar su arribo en las preferencias. Con más de 7000 sufragios de ventaja, su arrastre es la respuesta a uno de los gobernantes más polémicos de la última década cuyo protagonismo desmesurado tiró por la borda su victoria arrolladora de hace cuatro años.
Entre los posibles escenarios que se suscitarían si Trump sigue resistiendo a los resultados por presuntas anomalías, se ubican la polarización y el presagio de tiempos oscuros para esa nación. Su derrota significa para AMLO el replanteamiento de la agenda bilateral desde un nuevo enfoque y un relajamiento al amago en temas como la construcción del muro, los impuestos en aranceles, entre otros.
El largo camino y agonizante escrutinio en este proceso marcado por la incertidumbre, la desinformación y el manoseo de datos y cifras de algunos medios de comunicación, debe servir para entender que la gente ya no vota por inercia.
El triunfo avasallador de Biden lo convierte en el presidente número 46 una vez que los jueces de la Corte Federal o de las Cortes Locales, decidan hasta el 8 de diciembre, si proceden o no las denuncias interpuestas por el gabinete legal de Trump.
En cualquier contexto a los demócratas les espera un inicio poco terso y desgastante por el trumpismo instalado en algunas instituciones y sectores poblacionales donde permea la división y la sombra del “fraude”. Estas elecciones son un ejemplo para el mundo de que la sensación de enfado en el pueblo, trae consecuencias, que importa más cómo se gobierna no la retórica, ni las encuestas a veces engañosas. Sobre todo, es una lección al millonario que presumió en más de una ocasión ser amigo de nuestro presidente.
Joen Biden no es mucho de mi agrado, creo que en su partido hay mujeres y hombres mejores que él. Sin embargo, los conteos reflejan la voluntad de las mayorías en favor de la filosofía liberal, de izquierda.
“El respeto al derecho ajeno es la paz” Benito Juárez.