Era a las cinco la cita.. No habían ofrecido muchas explicaciones. Poco a poco iban llegando. Unos, otros, más abajo algunos rezagados… Se trataba de hojas. Cuartillas. De color blanco. Ese era el requisito: ser de color blanco!
A la hora lorquiana el Genio descendió de la montaña. Se sabían pocas cosas de él: que era un hombre justo, que leía historia y poesía, y que rezaba a la Macarena.. Poseía mirada limpia. Entrevistó a cada cuartilla, pero ninguna pasaba la criba…
Tuvieron que marcharse las que eran de tono blanco perla, blanco roto, blanco crema, blanco almendra, blanco brillante, blanco arena, blanco marfil, blanco champán, blanco hueso… Ninguno de esos servía…
Se buscaba el blanco puro!
La pureza. La bondad. La nobleza. Lo que es limpio. Lo que no ha ensuciado la maldad. Lo que es hermoso. Lo puro. Lo que es blanco puro. Sin sombra, sin sospechas, sin matices… El Genio halló una hoja así. Una! Y lloró de felicidad..
Ojalá fuera tan fácil en la vida encontrar a la gente que es blanca de alma y corazón
Dedicado a los que son así
A mi madre, abuela y hermana. Son así. Jamás han hecho algo malo..
A mis amigos que son así, tengo varios, gracias a Dios
Al blanco de los vestidos de torear, me fascinan
A ese ser al que ya llamo el padre del niño morantista
A mi querido Luis
Al color blanco: color que amo
A todos los que estáis teniendo tan bellas palabras sobre mi nuevo libro
A mi mago
A los genios