La Revista

Bochornoso

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas. 

No, no me refiero a la bofetada que le dio Will Smith
a Chris Rock en la entrega del Óscar. La verdad, no sé cómo hubiera reaccionado
si hubiera estado en la misma situación, pero debo de admitir que quizá hubiera
procedido igual.

Lamentable, sí; detestable y censurable, también, pero
decía Ortega y Gasset que al hombre lo hace su circunstancia y vaya que tenía
razón.

Sin embargo, la Academia de Ciencias y Artes de
Hollywood ya analiza cuál es el castigo que merecerán los dos actores: el que
golpeó y el que ofendió. Algo es algo…

Aquí, en México, quizá no haya disculpa que valga
cuando el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, inventó un
delito, que no está considerado ni tipificado en ninguna ley, para mantener 528
días en prisión a Alejandra Cuevas acusada de ser cómplice de su madre, Laura
Morán Servín, compañera sentimental por más de 50 años de Federico, hermano del
fiscal.

Para los ministros de la Corte que determinaron la
cancelación de los cargos en su contra, no existe la figura de “garante
accesoria” que le imputó la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de
México, con el aval de los jueces y el Tribunal Superior de Justicia
capitalino.

La decisión de la Suprema Corte no sólo exhibe a Gertz
sino también a la Fiscalía General de Justicia de Claudia Sheinbaum y al
tribunal capitalino que, por lo que queda claro, actuaron a complacencia de
Gertz que tenía cinco años tratando de encarcelar a la concubina de su hermano.

Por decencia mínima, deberían renunciar Gertz, el
subprocurador Juan Ramos, la jueza 67 penal de la CdMx, Marcela Ángeles
Arrieta, y el magistrado capitalino, Octavio Ceballo Orozco, que ratificaron el
abuso a pesar de que el delito no está considerado en la legislación penal.

La Suprema Corte desestimó los cargos contra la madre
por homicidio y en media hora eliminaron las acusaciones contra la hija, la
única en prisión.

Detalla la resolución que en derecho penal no existe
la figura de “garante accesoria” y además que al señalar a la encarcelada como
coautora y cómplice del homicidio ambas figuras se excluyen por sí mismas.

Y señalan que a Morán se le debe de reconocer el
carácter de violación a sus derechos humanos por parte del Estado Mexicano.

Sin ser experto en Derecho, los argumentos de los
magistrados configuran varios delitos por parte de los impartidores de justicia
que, a todas luces, actuaron para favorecer al responsable de la procuración
sin mediar argumentos legales e, incluso, fabricando delitos. La justicia en
manos de jueces de consigna.

En este largo y tortuoso proceso, la actuación de Gert
Manero implica el uso de las instituciones del Estado mexicano y todos sus
recursos en aras de una venganza y satisfacción personales. Además, la
exhibición de llamadas telefónicas y las declaraciones de varios de los
sometidos a proceso por Gertz y las declaraciones de Julio Scherer Ibarra -que
está lejos de ser inocente- acreditan la colusión de funcionarios públicos no
sólo para delinquir sino para sacar provecho personal y de sus amigos abogados
y benefactores en perjuicio no sólo de la hacienda pública por la parcial
reparación del daño, sino que se valieron de testigos obligados a mentir para
sujetar a proceso a quienes ellos consideraron sus adversarios políticos.

Si hubiese justicia en México, Gertz y sus cómplices
estarían despedidos, varios jueces impedidos para ejercer la abogacía y todos
sujetos a proceso y los expedientes contra varios de sus acusados deberían no
sólo revisarse sino limpiarse de las mentiras que los mantienen presos o
prófugos mientras otros han tenido que pagar muy caro las exoneraciones y la
ausencia de cárcel en sus casos.

El grado de pudrición que ha dejado claro la decisión
de la Corte debería servir también para una disculpa pública del presidente de
la República y el Senado, responsables directos de proponer y aceptar a Gertz
Manero como Fiscal General de la República.

Los días nos dirán si López Obrador le debe mucho a
Gertz Manero o si éste le sabe demasiado, y su reiterada argumentación de
combatir la corrupción y la impunidad ha sido sólo una muletilla que no se
aplicará ni contra Peña Nieto y menos contra quienes lo han acompañado en su
gobierno hasta ahora.

Bochornoso será para el presidente dar la cara en su
mañanera y sólo desviar la conversación de lo que hoy vemos con mucha claridad
ha sido el fracaso de su gobierno en lo político, en lo económico y en lo
judicial.

Quizá López Obrador rompa con su ego y nos sorprenda a
todos con un gesto de humildad y anuncie la separación de sus cargos a todos
los implicados, pero lo más lógico será que, de nuevo, nos corra una cortina de
humo y haga responsable de su fracaso al poco tiempo que lleva en el poder y
justifique que necesitará muchos años para limpiar el cochinero de país que él
peleó, hasta el cansancio, gobernar para hacerlo mejor que sus antecesores.

Pobre país, tan lejos de tener un estadista en la
presidencia.

¿Será que tenemos el gobierno que merecemos?

José Francisco Lopez Vargas
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