Los gobiernos de Brasil y México anunciaron su disposición a mediar diplomáticamente en la creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela con el objetivo de evitar una escalada que derive en un conflicto armado en América Latina. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó su preocupación por la situación y ofreció personalmente, tanto a Washington como a Caracas, la mediación de Brasil para construir una solución pacífica al enfrentamiento que se agudizó tras las recientes acciones de Estados Unidos contra Venezuela, incluida la imposición de un bloqueo a buques petroleros sancionados. Lula destacó la necesidad de privilegiar el diálogo político por encima de cualquier acción militar, argumentando que la región de Sudamérica debe permanecer como un espacio de paz y estabilidad regional y recordando que “las cosas no se resuelven con tiros” sino con negociaciones diplomáticas efectivas. Las declaraciones del mandatario brasileño se enmarcan en una serie de gestiones que ha sostenido con ambos presidentes implicados, insistiendo en que el objetivo de su oferta es evitar un conflicto armado que, según él, no tiene justificación clara ante la situación existente. Paralelamente, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ratificó la postura de su país de actuar como mediador para facilitar un proceso de negociación que impida la escalada de hostilidades entre Estados Unidos y Venezuela y subrayó el rechazo de México a cualquier intervención militar extranjera en el país sudamericano. Sheinbaum destacó la necesidad de convocar a la comunidad internacional y a organismos multilaterales para buscar mecanismos pacíficos de resolución de disputas, insistiendo en que México está dispuesto a colaborar con países de América Latina y otras regiones para promover una salida diplomática que evite “derramamiento de sangre” y resguarde la soberanía de los estados implicados. Las propuestas de mediación de Brasil y México se producen en medio de un contexto de fuerte tensión regional, marcado por la intensificación de sanciones y medidas de presión económica y militar por parte de Washington contra el gobierno de Nicolás Maduro, así como por acusaciones mutuas de agresión y violación de soberanía entre los diferentes actores internacionales. El bloqueo de petroleros sancionados, ordenado por el presidente estadounidense Donald Trump como parte de su política para debilitar al gobierno venezolano, ha sido rechazado por Caracas y sus aliados como una forma de coerción que afecta directamente a la población civil y a la estabilidad económica del país. Esta escalada ha generado una respuesta internacional diversa, con llamados de organizaciones, gobiernos y actores globales a favor de una solución pacífica a través del diálogo. En este escenario, la oferta de Brasil y México de mediar adquiere relevancia significativa, ya que posiciona a las dos mayores economías de América Latina como posibles facilitadores de un proceso de negociación que busque desactivar la confrontación y abrir espacios para discusiones multilaterales e institucionales que eviten un agravamiento del conflicto. Las iniciativas de mediación diplomática impulsadas por ambos países también reflejan preocupaciones compartidas en la región sobre las repercusiones económicas, políticas y humanitarias que un conflicto abierto podría acarrear, así como la urgencia de fortalecer los mecanismos de diálogo y cooperación internacional para enfrentar los retos que plantea la crisis venezolana en el contexto de la política hemisférica actual.
Brasil y México se ofrecen a mediar en la crisis entre Estados Unidos y Venezuela para evitar un conflicto armado


