Claroscuro, por: Francisco López Vargas.
El siguiente lunes empezarán formalmente las campañas electorales con miras a los comicios del seis de junio próximo. En esta parte del país, como sucederá en prácticamente en todo el territorio nacional, los candidatos nos harán sus propuestas y de nosotros dependerá si se las creemos y más si los forzamos y obligamos a que las cumplan.
Hoy, cuando un impostor ejerce de presidente, queda claro que lo que se diga del candidato será letra muerta si quienes debemos exigir que cumplan su promesa no lo hacemos.
Andrés Manuel nos mintió a todos: no hay un crecimiento económico mediocre: simplemente no estamos creciendo; la corrupción, esa que decía combatir, no ha llevado a nadie a la cárcel y sí hay evidencias que la han adoptado sus principales colaboradores como Bartlett, Zoé Robledo, y hasta sus familiares Felipa Obrador y su hermano Pió que se paseaba en restaurantes lo mismo que en su casa donde recibía sobres con dinero en efectivo: para fortalecer el movimiento. En realidad, desde el poder federal pareciera que se promueve la impunidad antes que la justicia, esa que sigue siendo la principal demanda de la sociedad.
El presidente que se calienta cuando se le compara con quienes lo antecedieron resultó ser un farsante: ni metió al ejército en sus cuarteles ni combate al narcotráfico y menos respeta la Constitución como quedó claro en la embestida contra un juez por un trámite de rigor que estuvo a punto de terminar con su carrera judicial simplemente porque sus resoluciones no le gustaron al gobernante a pesar de que todos le advirtieron lo que pasaría con su propuesta de ley, esa que los diputados pasaron sin moverle una sola coma.
En Yucatán y en Campeche también habrá elección, pero en la primera sólo se renovarán los 106 ayuntamientos, los 25 diputados al Congreso local y se definirá quienes serán los cinco diputados federales, como también sucederá en la vecina entidad donde se elegirá a los dos que representarán a los campechanos.
En Campeche el componente que le pone sabor es que se renueva la gubernatura y aunque Morena había empezado las encuestas en 14 de 15 estados con renovación del Ejecutivo, la realidad es que al día de hoy sólo en cinco entidades el partido del presidente López Obrador se ve fuerte y con ventaja.
Lo que se ve como un presagio incuestionable, ahora se ve como una posibilidad real para la oposición no sólo para quedarse con las gubernaturas en 10 estados sino también con arrebatarle el Congreso, donde Morena no sólo tenía la mayoría sino que una sobre representación ilegal, que violentaba la Constitución.
En cuatro estados la oposición pareciera tener fortalezas: Baja California Sur, Chihuahua, Querétaro, y San Luis Potosí, en los que la diferencia a favor de Morena viene en caída son Campeche, Nuevo León y Sonora con cifras que auguran un pronto empate técnico de los candidatos oficiales con los de la oposición.
En Michoacán la diferencia pasó de 20 a 12, en Tlaxcala de 24 a 12 y en Guerrero de 22 a 13. Los presagios de una elección competida parecieran confirmarse mientras se acerca la fecha en la que habremos de ir a las urnas.
De las gubernaturas en disputa, Morena sólo tiene la de Baja California donde el candidato opositor Jorge Hank Rhon pareciera crecer mientras rápido.
Si el presidente pierde su mayoría en el Congreso Federal y no refrenda el triunfo en 17 congresos locales, estará obligado a negociar con los opositores si quiere modificar temas constitucionales, situación que no se da hoy por completo. Hoy en la elección de junio se renovarán 30 congresos de los que hoy Morena tiene mayoría en 19.
Esos resultados favorables a la oposición harían resurgir actores políticos relevantes que estarían en posibilidad de crecer y enfrentarse al candidato presidencial de Morena en 2024, que el presidente confía en tener no sólo en suficiencia para escoger sino jóvenes prospectos que le permitirían consolidar su proyecto político.
¿Prohibido prohibir?
Mientras el Congreso de la Unión liberó el uso de la mariguana para uso recreativo, Ricardo Monreal Ávila, el líder de Morena en el Senado, dice que está preparando una ley para multar a quienes fumen en sus propios vehículos, también, los legisladores de Morena, preparan una ley para acomodar las mercancías en los supermercados y darle prioridad a las que tienen etiquetas de prevención sin que sepamos si están elaboradas con base en parámetros científicos o en consideraciones políticas.
Mientras el presidente dice que en este país está prohibido prohibir, su gobierno inicia una persecución contra las empresas que generan sus propias energías limpias porque no le pagan a CFE el total, dicen ellos, de su consumo, pero obvian los contratos que esas compañías hicieron con esa paraestatal y los consideran leoninos.
Califican de traidores a la patria a los que, como muchos en sus viviendas, optaron por la energía solar y eólica por barata, para surtir y utilizar en sus empresas además de que con ellas se desincentivaba el uso del combustóleo, un desecho producto de la refinación de crudo cargado de azufre cuyo uso se prohibió en el mundo y es con el que desean producir electricidad. Cara y mala.
Para ser un gobierno que se dice humanista, prefieren contaminar el medio ambiente con partículas cancerígenas afectando a toda la población del país, pero violando también los acuerdos internacionales para la mitigación de gases de invernadero que provocan el calentamiento global y las reglas de los tratados comerciales firmados con nuestros socios donde se garantiza que no habrá monopolios, menos del gobierno mexicano.
Para ser un gobierno humanista no se entiende que hayan más de 200 mil muertos –cifra oficial- por el displicente manejo de la pandemia; 41 mil -37 mil el año pasado- por la negativa a combatir el narcotráfico, 11 feminicidios se cometen cada día, 712 días llevan los niños sin medicamentos para tratar su cáncer.
El país se asfixia sin resultados: 12 millones de desempleados; las Pymes que aportan el 52 por ciento del PIB del país y aportan el 72 por ciento del empleo, desaparecieron en un 62.9 por ciento. Sin embargo, el 92 por ciento de las empresas establecidas en el país tuvieron alguna afectación mientras el gobierno federal se negó no sólo a endeudarse sino a ayudar a los trabajadores al negarse a hacerlo por las empresas que les dan el empleo.
Según el Inegi, un millón 10 mil establecimientos bajaron su cortina definitivamente
Mientras la deuda pública alrededor del mundo se incrementa para estimular la economía y atender la crisis por COVID-19, en México crece por la depreciación del peso y la caída de la economía.
En 2020, la deuda de México representó el 52.4% del PIB, una cifra histórica, en 2019 el nivel fue de 45.1%. Además, el costo de esta deuda o pago por intereses representó el 3% del PIB, el nivel más alto registrado desde el año 2000, llevándose una proporción del 11.4% del presupuesto de egresos en 2020.
Así, la deuda neta total del sector público ascendió en 2020 a 12 billones 130 mil millones de pesos, un aumento de 6.4 por ciento respecto de los 11 billones 27 mil millones en los que se ubicó al cierre de 2019, reportó la Secretaría de Hacienda Crédito Público (SHCP).
Lo anterior significa que la deuda del país aumentó aproximadamente un billón 103 mil millones de pesos durante 2020.
Según el FMI, la deuda va a crecer en tan sólo un año en gran magnitud que durante toda la administración pasada, cuando los pasivos se elevaron de 42.7% del PIB en 2012 a 53.6% en 2018, un incremento de casi 11 puntos en seis años.
Con esas actitudes y con esos números, hablar de traer al Sureste la 4T no sólo es un despropósito sino que también pareciera que la intención es depauperar, en particular, al campechano promedio, ese que aún subsiste con una economía de quincena.
De la Península, Campeche no tiene buenos números. Haberle apostado al petróleo fue un error que los gobiernos anteriores sólo usufructuaron en su beneficio. No hubo intención de apostarle a otros medio de desarrollo.
Hoy, cuando el afán de devolver glorias que no lo fueron consumen al gobierno federal, es un despropósito ofrecer traer aquí esa falta de resultados, esa falta de proyecto y esa incapacidad que hemos visto de un gobierno que no entiende el mundo en el que vive.
Apostarle al Sureste y en particular al Campeche de nuestros abuelos a destiempo sólo nos hará retroceder y seguir encerrado entre estas murallas que vaya que nos han limitado pero no más que pensar que el gobierno y desde el gobierno se puede todo. Reflexionemos porque la Penísula no sólo requiere integración sino de grandes proyectos comunes y que se alien y complemente para tener una región próspera. Votemos en consecuencia
