Primero fue el burka en el año 2011 y ahora es el burkini el que parece tener los días contados en Francia. De momento la prohibición es en Cannes, Villeneuve- Loubet –ambas localidades en la Costa Azul- y en Sisco, en la isla de Córcega, pero el veto se está extendiendo y no parece descabellado que más municipios se sumen a una polémica decisión que ha creado una gran controversia dentro y fuera de las fronteras galas.
Las autoridades locales estiman que esta vestimenta, que es un bañador que cubre todo el cuerpo y que solo deja al descubierto cabeza, manos y pies, no se ajusta a las normas de seguridad e higiene ni a la laicidad de la que presume desde hace décadas el país.
Los últimos atentados que se han producido en Francia también han empujado a las autoridades a defender esta postura que desde muchos colectivos ven sin sentido, ya que el burkini permite a las mujeres bañarse respetando su religión y sin molestar a nadie.
De hecho, la inventora de esta prenda fue una australiana de origen libanés que pretendíaunir las exigencias de recato en el vestir del Islam con la libertad de poder bañarse en cualquier lugar. No se puede olvidar que en países como Irán se impone la separación de sexos y las mujeres no pueden compartir espacio en las playas con los hombres. Este tipo de vestimenta ha sido muy bien acogida tanto por las sociedades como por las grandes marcas –Marks & Spencer, Mango, Tommy Hilfiger…- que la están comerciando.
Sin embargo, para estos municipios franceses lo que surgió como una idea que debía contentar a todos, se ha terminado convirtiendo en un problema que ha provocado inclusodeclaraciones fuera de tono de algunos cargos políticos.
Por ejemplo, el director de servicios del ayuntamiento de Cannes, el conservador Thierry Migoule, declaró en France TV que “es el uniforme de un movimiento contra el que estamos en guerra” y una “señal de adhesión al yihadismo”. Unas palabras que evidentemente incitan a la xenofobia y equiparan a cualquier mujer musulmana con una terrorista.
La Liga de los Derechos Humanos (LDH) y el Colectivo contra la Islamofobia en Francia (CCIF) ya han anunciado que van a llevar ante los tribunales esta prohibición, ya que discrimina a las mujeres que no han cometido ningún delito y crea un peligroso precedente. Creen que las autoridades están instrumentalizando los atentados de una manera bastante censurable.
La reacción en otros países como Reino Unido o Estados Unidos, donde existe una amplia concentración de población musulmana, ha sido de sorpresa e indignación ante la nula amenaza que supone este tipo de prenda.
Pero no es la primera vez que Francia se ve envuelta en este tipo de casos. Ya en el año 2011 prohibió portar el velo integral en espacios públicos por la necesidad de identificar a los individuos para prevenir atentados y luchar contra el fraude de identidad. Tras una intensa polémica, en el año 2014 el Tribunal de Estrasburgo dictaminó que era acorde al Convenio Europeo de Derechos Humanos, por lo que la ley se siguió aplicando en todo el territorio francés.