Era una tarde de julio. Le gustaban los toros desde siempre. Le encantaba ayudar a “crear” nuevos aficionados: no sectarios, reales, y no hipócritas. Se llamaba R y era de Ronda. Aquella tarde estival remataba la siesta en Santander, como le enseñara a hacer su abuelo querido, y soñaba las faenas. Iría, por supuesto, a la plaza. El toreo no se apoya en facebook, se apoya en la plaza. Iba a sentir los lances, oler los sonidos, enamorarse de la muleta. Viva el toreo y viva lo nuestro…
Era la misma tarde de julio. Desde las islas de Ons, paraíso de leyendas y playas puras y bellas, el barco le había llevado a Sanxenxo… y ahí tomó un autobús. Ya se fue en Santiago. Acudiría a uno de los conciertos más especiales: el de Ara Malikian. Ya se emocionaba con el violín, los rizos rebeldes, la amplia cultura, las palabras llenas de vida. Adoraba la música desde que era bebé. Se llamaba P y era de Sevilla, era primo de R, veraneaba en Galicia y estaba feliz…
Sería una tarde-noche de arte. Arte caminando con las estrellas o bajo las estrellas… El arte siempre camina junto al arte…
A Ara Malikian
Al Xacobeo 2021
A Santiago de Compostela
A R, de Ronda
A P, de Sevilla
Me estoy acostumbrando a mencionar personas por las iniciales, desde mi última novela, así que a mis queridos E y M y JM
A Luis
A los aficionados al toreo, a los que son reales
Al arte: la vida sin arte es no-vida
A las noches de julio
A la cultura
A Grethel
