Por: Manuel Triay Peniche.
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No recuerdo alguna queja del Diario durante la administración municipal de Víctor Cervera, o de éste hacia tu periódico, don Carlos. Aunque la haya habido seguro no fue grave porque el señor estaba dedicado a lo suyo, bueno, y a su enfrentamiento con el gobernador Carlos Loret de Mola, quien era un hueso duro de roer.
La principal tarabilla del Ejecutivo era el préstamo que avaló para construir los 100 kilómetros de calles en Mérida. En más de una ocasión la Comuna le informó al Diario de cómo se manejaba ese presupuesto. Recuerdo que el tesorero Herbé Rodríguez asentó sobre su escritorio un montón de papeles y nos dijo: ahí está todo, revisa lo que quieras. Inteligente el funcionario, tu reportero no era auditor, así que se fue con puras declaraciones.
Al Didy sí, pero a Loret “ni maiz” ¿Lo recuerdas? Obvio que don Cervera y don Loret medían fuerzas. El primero cedió el mando de la Comuna el profe Wílberth Chí y entonces el gober sacó la metralla. Desde la primera gira que hicieron juntos el Ejecutivo ordenó varias obras para la ciudad, como un parque en el Oriente, y luego nos dijo en rueda de prensa que era un acuerdo con el presidente municipal, a quien ni siquiera pidió opinión. El maestro se molestó y dejó a Loret con la palabra en la boca. Lo publicamos.
Después, don Carlos Menéndez, llegó aquel septiembre negro. Loret primero habló personalmente con los regidores para invitarlos a renunciar, como sólo tres le hicieron caso, citó a los diputados a su casa de Itzimná, les ordenó sesionar para desconocer al Ayuntamiento y no los dejó salir sino hasta el día siguiente, con el acuerdo en la mano, para evitar se les fuera la lengua.
Sí, nos agarró en curva porque no imaginamos eso. Aquella mañana te dije que el director de Policía, el capitán Castro, se campeaba por el Palacio Municipal en apoyo al nuevo Concejo Municipal, encabezado por aquel conocido abogado de la calle 65 que lo primero que hizo fue robarse una lámpara… jajaja. No le dimos vida a tu amigo Loret con notas todos los días, y cuidado que las sufría porque todos los días también me reclamaba. Siempre le respondí que te llamara a tí, que eran órdenes tuyas ¿Lo recuerdas?
Así llegó aquella tarde-noche de protestas en la Plaza Grande. Claro que eran acarreados por gente de Cervera, claro que estaban provocando a Loret, y claro que como toda multitud sin freno comenzó la violencia: comercios saqueados e incendiados y el gober precioso guardó a su Policía para aumentar el caos y exhibir a Cervera. La verdad que entonces sólo tu periódico contaba, tú ponías líneas y de nueva cuenta Víctor salió bien librado.
Sí, ya tienes muy poco aguante a mis cosas, se ve que tú no estás en cuarentena, o estarías como los estoy yo buscando cómo matar tu tiempo. Con esto termino (por hoy eh). Entre los comercios asaltados estaba una zapatería de la que se llevaron 3,000 pares de calzado, la gente tomaba lo que podía y salía corriendo. Al día siguiente un chistoso llegó al Diario a poner un Aviso Económico: “Cambio bostoniano negro izquierdo talla 7, por uno derecho. En su prisa agarró dos del mismo pie. Jejeje, que poca…
