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Chichén Itzá, sigue sorprendiendo al mundo y a la ciencia con sus secretos

Editorial La Revista Peninsular
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Turismo, por; Eduardo Vargas Marín

Un “nuevo” fenómeno que “anuncia” los solsticios fue
descubierto en Chichén Itzá: la serpiente lunar desciende por El Castillo en la
noche previa, el día del cambio de estación y en días posteriores, con la luna
creciente.

Este descenso de Kukulcán a la luz de Selene fue
observado por primera vez en 2018; el custodio nocturno de la zona arqueológica
Antonio Keb Cetina; entre las 12:00 de la noche y el 1:00 de la madrugada,
observó que había 6 triángulos bien formados sobre el principal edificio maya
de Chichén Itzá.

Compartió el hallazgo con el astrónomo yucateco
Eddie Salazar Gamboa, quien, en ese momento, consideró que no se sustentaba en
las características que se observaban en la serpiente lunar que se forma en los
equinoccios; para empezar, no había plenilunio.

Sin embargo, el sábado 19 de junio de 2021, por la
noche, Antonio Keb recordó lo que había visto 3 años antes y, tras un rondín,
observó el edificio: ahí estaba la serpiente en todo su esplendor.

De nuevo, avisó a Salazar Gamboa, quien, ante esta
segunda evidencia, realizó los cálculos matemáticos y comprobó que tanto en
2018 como ahora, la luna tenía prácticamente las mismas condiciones: la
posición, un 70 por ciento de iluminación y la fecha.

En entrevista, el también catedrático del Instituto
Tecnológico de Mérida (ITM), comentó que, tras comprobar lo descubierto por Keb
Cetina, llegó a una conclusión: en los días previos, el día exacto y
posteriores, la cara norte del Castillo ¡siempre está iluminada, ya sea por el
Sol o por la Luna! Esto, por supuesto, deja la cara sur del edificio, siempre
en penumbra.

Este nuevo descubrimiento, explica, refuerza sus
dichos sobre que la construcción fue hecha basada en los solsticios y no en los
equinoccios, pues, seguramente se colocaron estacas en los ángulos que hoy, con
la luz, se “bisectan”, se dividen en 2, para construir la base de la pirámide.

Entrevistado sobre su descubrimiento, Keb Cetina
recordó, con 29 años de trabajo como custodio, comentó que ellos, por su
trabajo, siempre están observando lo que ocurre en los edificios de Chichén
Itzá, y cree que hay muchos otros fenómenos aún no documentados.

En ese sentido, considera que hay estructuras que,
por estar rodeadas de árboles, no “revelan” el culto que los mayas le rendían
al Sol y la Luna.

Recordó que, en 2018, cuando descubrió el fenómeno,
se encontraba cerca del Castillo entre las 12:15 porque acompañaba a un grupo
de trabajo de National Geographic que documentaba aves nocturnas y ahí vio que
gradualmente se fueron formando los triángulos de luz en la pirámide; este
fenómeno duró aproximadamente 30 minutos.

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