Cultura, por: Francisco Solís Peón
Una de las grandes ventajas que tiene la época del hipertecnologismo es que vivimos en tiempo real y por ende la Historia reciente alcanza nuestras realidades más rápido que nunca.
Antes nos tardábamos décadas o hasta siglos en conocer las versiones de los diversos protagonistas de los hechos determinantes del destino de la humanidad, en consecuencia mucha de la verdad quedaba sepultada bajo los pasos de Cronos, pienso por ejemplo en la revolución francesa o en la conquista de la Nueva España.
Claro ejemplo de lo anterior es la reciente publicación del libro “La habitación donde sucedió” de John Bolton, ex asesor del presidente norteamericano Donald Trump, en seguridad nacional.
Desde lo que podríamos llamar “las entrañas del monstruo” el autor hace un relato por demás despiadado de la personalidad de Trump con las consecuentes pifias que manan de sus evidentes defectos de carácter. En algo así como 500 páginas es difícil encontrar un momento que arroje una luz positiva sobre las gestiones trumpistas en la materia, incluso aquéllas en las que él mismo apoyó de corazón, recordemos puntualmente la operación a principios de año que provocó la muerte del general iraní Qasem Soleimani, número dos en el organigrama persa de gobierno y cabeza visible de los radicales de la región.
Bolton se toma el tiempo para concretar un retrato que desemboca en el derribo abrasador de su antiguo jefe, a quien describe como un ignorante de hechos tan básicos como que el reino Unido es una importante potencia nuclear, o del irresponsable parloteo público de las sesiones de inteligencia.
Podríamos sintetizar todo el libro en una frase demoledora “Estoy en apuros para identificar cualquier decisión importante de Trump durante mi período que no haya sido impulsada por cálculos de reelección”.
Al margen de la colección de disparates e incongruencias del mandatario gringo, mismas que han sido debidamente documentadas con anterioridad por diversas fuentes y que bien pueden deducirse de la simple cobertura noticiosa de su gobierno, lo verdaderamente trascendente es que Bolton literalmente estuvo ahí no como convidado de piedra sino como partícipe activo de la concatenación de los dislates electoreros.
¿Qué tanto hubiese influido Bolton en un el juicio político a Trump? Ya jamás lo sabremos, ¿Qué tanto influirá en la reelección? Yo creo que lo necesario.
La verdad para los legos del internacionalismo bien valdría la pena un resumen no tan ejecutivo para darse una perspectiva sobre casos como China y Venezuela, pero sin pasar por alto la relatoría que se hace sobre México y los temas fronterizos, esa sí hasta para memorizarse.
