Hoy tenemos 27 muertos con los que llegamos a 1,796. No cabe duda, agosto nos dejará con 2,000 muertos por covid. Así que, en efecto, al final del camino superaremos los 2,000 muertos que registró la influenza española en Yucatán en 1918, la última de las grandes epidemias que asoló la península, pues falta un año más de mortandad. Y en el país a más tardar mañana estaremos consolidando los 60 mil muertos, asegurando ya el tercer lugar mundial. Los contagios fueron hoy sólo 140, con lo que llegamos a 13,492. Nuestro modesto grano de arena al gran total nacional de 544 mil contagiados. Bueno, la situación es grave tan sólo con los datos oficiales, pero seguramente la realidad es mucho peor. La situación actual de la pandemia nos deja más interrogantes y dudas que certezas. Y por supuesto por la falta de información, de estas interrogantes se alimenta la desconfianza. La falta de información nos mantiene a las autoridades y a la sociedad ciegos y mudos al no saber con certeza que pedir, que reclamar, y sobre todo, donde y como ayudar. La ignorancia en México y en Yucatán sobre la pandemia es enorme. Comienza con no saber el número exacto de casos. En efecto, ese número de contagiados que hemos mencionado para el país y para Yucatán es una aproximación, un mínimo, sobre el cual podemos especular, tomando la cifra oficial y multiplicando por 8, por 20, o incluso por 100. La inmunidad de rebaño se podría alcanzar dentro de un año, cuando entre el 50% y el 70% de los mexicanos hayan estado expuestos al virus. Así que no suena irreal acabar multiplicando por una cifra de 3 dígitos. Pero no lo sabemos, en realidad no sabemos cuantos contagiados reales hay en Yucatán ni en México. Las cifras vienen en su mayor parte de los hospitales. No hicimos pruebas, no ubicamos ni aislamos a los contagiados, así que aparte de no controlar la pandemia tampoco sabemos las verdaderas cifras del contagio. Sólo podemos suponer que es mucho mayor de lo que nos imaginamos. Tampoco sabemos el número real de muertos, así que a ese par de cifras que manejamos para Yucatán y México añadan ustedes los muertos en sus casas, en las calles y los diagnosticados con otras enfermedades. Aquí las autoridades de Yucatán nos deben las cifras de los “muertos excedentes,” es decir los muertos de más que hubo en los meses de marzo a agosto, un medio año que, les aseguro, nos va a mostrar la verdadera dimensión de la tragedia peninsular cuando podamos cotejar el total de las actas de defunción del registro público y compararlas con los muertos oficiales por covid. Por alguna nada extraña razón no contamos tampoco con ésta información. Y no sabemos tampoco que pasa en los hospitales, pues mientras se multiplican los testimonios de gente que reporta no haber encontrado lugar para ser tratada, las autoridades sanitarias, tanto a nivel nacional como local, se vanaglorian de tener camas y equipos de urgencia de sobra. Tan sólo hoy, por ejemplo, pueden ustedes ver que se reporta que únicamente 467 de los casos reportados están hospitalizados. De ser así la capacidad hospitalaria yucateca está sobrada, pues tiene menos del 50% de ocupación. Uno se imagina entonces que todo el personal médico debe estar aburrido y jugando cartas o dominó. Pero también sospecha de estos datos, pues desde el principio de la pandemia el interés ha sido señalar que se puede volver a la normalidad porque tenemos camas. Entonces se mantiene a como de lugar un amplio márgen de camas disponibles, así sea mandando a las gentes a sus casas y recibiendolas sólo para morir. ¿verdad o mentira? No lo sabemos porque no se dice que pasa dentro de los hospitales.¿cuantos días hace realmente un enfermo? ¿cuántos días ocupando camas y cuántos equipos de emergencia? ¿cuántos se mueren y cuántos se salvan? Que es a fin de cuentas lo que más nos interesa. ¿Cuál es el porcentaje de muertos, y cuál la tasa de mortalidad que tenemos en Yucatán y en México? En realidad no lo sabemos. Hasta el momento los hospitales públicos son un gran hoyo negro que se traga enfermos y vomita muertos . No sabemos que pasa en el proceso intermedio, no hay cifras confiables al respecto. Sólo sabemos que estamos muy mal y suponemos que en realidad estamos mucho peor. Y no es casualidad. La falta de información, como la desinformación, sobre la pandemia es una política pública, bastante similar en Yucatán como a nivel nacional. Tendríamos toda la información si el interés fuera combatir la pandemia. Pero no lo es, el interés es volver a la normalidad, sostener a como de lugar un semáforo naranja, pasar pronto a otro amarillo, acabar la pandemia por decreto. Para eso mientras menos sepamos de lo que está pasando es mejor. Las autoridades nos mantienen ciegos para que la sociedad no sólo no vea, sino para que se quede muda. Las cifras irán apareciendo, pero será tarde para hacer algo distinto. Y para entonces los gobiernos permanecerán sordos, como hasta ahora. …salud y suerte.(Luis Ramírez)..