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José Francisco Lopez Vargas
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¿Sabe ud. quien es Juan Vergara? Mucha gente se lo pregunta luego de leer una columna de Carlos Loret de Mola en El Universal el pasado martes 13 de diciembre.
Poblano avecindado en Quintana Roo, Vergara pareciera ser hoy, desde el principio, una amenaza de escándalo permanente para el nuevo gobierno de Carlos Joaquín en Quintana Roo.
El Cuervo, como le dicen los que se llevan con él, saben que siempre quiso ser parte de la élite política, en el gobierno de Joaquín Hendricks lo consiguió al convertirse en su principal operador político. Ahora, en el de Hendricks no sólo lo pusieron en el mejor de los cargos sino que, además, es precisamente a lo que él se dedica: al outsourcing y a la planeación fiscal, actividades que la PGR llega a tipificar como lavado de dinero en muchas ocasiones.
La realidad es que las actividades del personaje no le resultan extrañas a quienes lo conocen pues se argumenta que esa fue su labor en el gobierno de Joaquín Hendricks al que sirvió de operador político y financiero.
La información que se conoce de Vergara indica que, además, él ha vendido sus servicios a los grandes conglomerados hoteleros de Quintana Roo y, se argumenta, podría entrar en un conflicto de intereses pues ahora le tocará, además, cobrarle desde la tesorería a sus mismos clientes.
Para más de uno, las actividades financieras del Cuervo tienen además la gran ventaja de tener un medio de comunicación como México Travel Channel que, según dicen, también le ha servido para hacer magia financiera e impositiva.
Se habla de una verdadera operación de ganar ganar para el poblano. No sólo atiende las finanzas gubernamentales sino que fortalece sus negocios desde dentro del gobierno estando él ya fuera, incluso legalmente, nutriendo de información a sus socios y clientes.
El escándalo mayúsculo de Quintana Roo y la derrota del PRI tiene que ver precisamente por el manejo financiero de los gobiernos de Roberto Borge Angulo y de Félix González quienes integraron una mancuerna de mutua protección pero que llevó al despojo absoluto de bienes del gobierno caribeño.
González y Borge, socios de muchos años, quebraron prácticamente a una entidad que es la de mayor crecimiento económico del país y sus manejos financieros y patrimonialistas llevaron al saqueo no sólo de los bienes públicos sino hasta al atropello legal para apoderarse de negocios y propiedades ajenas.
El gobierno de Joaquín se ve como una opción que le devuelva a los quintanarroenses la confianza, pero gente con los antecedentes de Vergara podrían empezar a ser objetivos de escándalos, como señaló Loret de Mola en su columna.
Vínculado a Quintana Roo el escándalo que sigue creciendo, por su parte, tiene que ver con la validación de los despojos de tierras cometidos por Roberto Borge y la permisividad y hasta complicidad de la Sedatu y su entonces titular Jorge Carlos Ramírez Marín, experto también en los temas financieros de algo riesgo, como quedó claro con el escándalo más reciente en Yucatán con la aprehensión de su operador financiero y su esposa.
Irrefrenable en su ímpetu por conseguir la gubernatura yucateca, Ramírez Marín no se ha preocupado por limpiar su paso por esa dependencia y su actuación pública.
Enriquecimiento explicable sería quizá el freno más sólida contra la aspiración del hoy diputado precisamente cuando se encuentra en la mejor posibilidad de ser candidato del PRI al gobierno yucateco.
Vinculado con escándalos por despojo de tierras y compras amañadas, el ex secretario tiene ante si la disyuntiva de seguir sin aclarar todas las dudas sobre su actuación y patrimonio, hasta complicidades que lo acercan a temas de lavado de dinero, de defraudación fiscal y protección política a personas comprometidas con la ley.
Si algún día aspira a ser, en serio, candidato a gobernador, la primera lección debe ser muy clara: para que no haya escándalo que lo frene tener una vida clara, transparente que resista cualquier cuestionamiento.
Nunca habrá candidato más fuerte que el que acredite su honestidad si no tendremos aspirantes a diputados como Humberto Moreira, Tomás Yarrington o los amigos del diputado federal yucateco: Roberto Borge y Javier Duarte cuando quieran volver a la política.
Para querer llegar al cielo se tiene que poder volar y para volar nada estorba más que las colas largas y vaya que el legislador yucateco tiene cosas que contarnos.

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