La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha reafirmado su compromiso de prohibir la siembra de maíz transgénico en el país, con la intención de elevar esta restricción al rango constitucional. Durante su conferencia matutina, Sheinbaum enfatizó la importancia de proteger la biodiversidad y la salud pública, asegurando que “proteger para que aquí en México no se siembre maíz transgénico es fundamental. Ya hay decretos, pero ahora queremos llevarlo a la Constitución. Y que quede claro que en México está prohibido sembrar maíz transgénico”.
Esta postura se alinea con las acciones previas del gobierno mexicano, que en 2020 emitió un decreto para eliminar gradualmente el uso de maíz transgénico y glifosato para 2024. La medida busca salvaguardar las variedades nativas de maíz, consideradas patrimonio cultural y genético del país, y evitar posibles riesgos asociados al consumo de organismos genéticamente modificados.
Sin embargo, la iniciativa ha generado tensiones en el ámbito internacional. Recientemente, un panel de resolución de disputas bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) falló en contra de México, argumentando que las restricciones al maíz transgénico carecen de fundamentos científicos sólidos y podrían afectar el comercio internacional. A pesar de este fallo, Sheinbaum ha manifestado su intención de mantener la prohibición, destacando la soberanía de México para decidir sobre sus políticas agrícolas y de salud pública.
La presidenta también ha señalado la distinción entre el maíz blanco y el maíz amarillo. México es autosuficiente en la producción de maíz blanco, utilizado principalmente para el consumo humano en la elaboración de tortillas y otros alimentos tradicionales. Por otro lado, el maíz amarillo, mayoritariamente importado de Estados Unidos y en su mayoría transgénico, se destina principalmente a la alimentación animal y a usos industriales. Sheinbaum ha indicado que la prohibición se centrará en la siembra de maíz blanco transgénico, mientras que las importaciones de maíz amarillo para fines no humanos podrían continuar bajo regulaciones específicas.
La propuesta de elevar la prohibición del maíz transgénico a la Constitución busca garantizar la protección a largo plazo de las variedades nativas de maíz y preservar la riqueza genética que representa este cultivo para México y el mundo. Organizaciones campesinas, ambientalistas y sectores académicos han expresado su apoyo a esta iniciativa, resaltando la importancia de mantener la diversidad biológica y cultural asociada al maíz.
No obstante, sectores industriales y comerciales han manifestado preocupaciones sobre el impacto económico de estas medidas, especialmente en relación con las importaciones y el cumplimiento de acuerdos comerciales internacionales. La administración de Sheinbaum ha reiterado su disposición al diálogo para encontrar soluciones que equilibren la protección de la biodiversidad con las necesidades económicas y comerciales del país.
En este contexto, la discusión sobre el maíz transgénico en México continúa siendo un tema de relevancia nacional e internacional, reflejando la complejidad de equilibrar la soberanía alimentaria, la protección ambiental y los compromisos comerciales en un mundo globalizado.
