La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se comprometió este viernes a investigar profundamente la muerte de 13 niños en el Estado de México, a quienes se les atribuye la infección por la bacteria Klebsiella oxytoca. Los menores, que tenían entre 0 y 14 años, habrían contraído la bacteria en tres hospitales públicos y uno privado del Estado, el más poblado del país. Durante su conferencia matutina, Sheinbaum expresó su consternación ante la tragedia y aseguró que el gobierno está tomando medidas para esclarecer las causas de estos fallecimientos.
La mandataria destacó que el secretario de Salud, David Kershenobich, ha estado atendiendo el brote desde el primer momento y que el principal objetivo es brindar atención a las familias afectadas. Según Sheinbaum, se están llevando a cabo estudios de cultivo para determinar con precisión el origen de la infección. El brote de Klebsiella oxytoca se habría producido por una posible contaminación de la nutrición parenteral (NPT), un tipo de alimentación intravenosa que se utiliza especialmente en bebés prematuros o con condiciones de salud graves. La nutrición parenteral es crucial para estos pacientes que no pueden alimentarse de forma tradicional, pero en este caso parece haber sido el vehículo para la propagación de la bacteria.
En respuesta a este grave brote, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) tomó medidas inmediatas al suspender a la empresa proveedora de los insumos contaminados. La presidenta informó que se canceló tanto el contrato con la compañía como el registro de los productos involucrados, buscando prevenir más casos de contaminación.
Este brote ha generado una gran alarma en el país, ya que las muertes ocurrieron en el Estado de México, una de las regiones más densamente pobladas y cercanas a la Ciudad de México, lo que ha amplificado la preocupación a nivel nacional. La bacteria Klebsiella oxytoca es conocida por causar infecciones en vías urinarias o biliares, y aunque puede afectar a pacientes de cualquier edad, es más común en ambientes hospitalarios, especialmente entre personas que han recibido tratamientos con antibióticos o aquellos que padecen enfermedades graves, como la diabetes.
La tragedia ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades del sistema de salud en relación con la prevención de infecciones nosocomiales y ha encendido el debate sobre la seguridad de los insumos médicos utilizados en hospitales, especialmente aquellos destinados a los más pequeños y frágiles. Las autoridades han asegurado que se investigará con profundidad el incidente y se implementarán medidas para evitar que algo similar ocurra en el futuro.