Por: Sergio F. Esquivel.
@sergiofesquivel
Hace no mucho tiempo, vivíamos en un mundo que se parece mucho a este.
Personas como tú y como yo, consumíamos noticias todo el tiempo. Los medios de
comunicación eran otros, pero la idea era la misma.
Existían aquellos que informaban y servían como guía, como un compás para navegar entre
tantas noticias para todos los que los leíamos, escuchábamos o veíamos en la pantalla.
Fueron muchos años en los que el esquema se mantuvo en equilibrio. Esperábamos con
ansia que diera la hora en la que comenzaba el noticiero, o los primeros rayos del sol para
leer el periódico y saber qué había pasado el día anterior.
Sí, era un mundo que se parecía mucho a este, pero es completamente diferente.
Una avalancha tecnológica cambió el paradigma de la comunicación para siempre.
Antes las noticias fluían en un solo sentido. Ellos establecían las reglas y ponían la
información que ellos decidían para que la consuma el que quisiera. (todos queríamos).
Ahora la realidad es otra. La información corre en dos vías. O en tres o en trescientas. Las
plataformas digitales rompieron la canasta de los huevos de oro. Ahora cualquier puede
informar, opinar, escribir, publicar.
Hay mucho más acceso a información de todo tipo, de lo que antes podríamos haber
imaginado.
Entonces: ¿el cambio fue malo?
Si y no.
Ante tal sobreoferta informativa, la competencia por la atención del público ha sido salvaje.
Los ingresos son escasos y las opciones limitadas.
¿Has tomado un periódico con las manos en las últimas semanas? Se siente muy ligero, ¿no
te parece?
Los medios están sufriendo (todos, sin excepción). Y todos se las han tenido que ingeniar
para sobrevivir en esta nueva realidad.
Cada clic que tú das en una publicación vale su peso en oro. La batalla cambió de
ubicación. Ya no es la mejor nota, el mejor argumento, o la investigación más profunda.
Ahora la batalla está en los encabezados, nada más. El clic es el rey, el que tenga más clics
sobrevivirá. El que no, será parte de la historia.
Conseguir un clic no es cosa fácil. Se requiere de un talento especial para lograr estructurar
con muy pocos caracteres una oración que genere la curiosidad del lector. La demanda de
Copywriters (Especialistas en redactar títulos) en el mercado digital es cada día mayor.
En esta batalla de encabezados abundan los engaños, las verdades a medias, la
desinformación. Nada importa más allá de conseguir el valioso clic.
Clickbait. Una carnada jugosa montada en el anzuelo digital de un encabezado. Un
irresistible manjar para seducir el interés de los lectores.
El contenido de la nota, el análisis, el desarrollo del tema, la verdad, son lo menos
importante. La información va en el asiento de atrás cuando el clic es el que conduce. Así
son las reglas del mundo digital.
Al final existen tanto esfuerzo en estos títulos, se construyen tan bien, a veces acompañados
de imágenes que poco o nada tienen que ver con la nota, que se vuelven irresistibles para el
lector.
‘Clic’, ‘Cachin’. Sonó la caja.
En esta batalla mundial de la información, el lector se ha vuelto flojo. Ante tanta
información, tanto estimulo, difícilmente pasará de leer algún encabezado para emitir un
juicio de valor.
Podríamos extendernos además, a una nueva problemática que son las noticias a la medida
del usuario.
En este mundo polarizado abundan (y con mucho éxito) muchos medios noticiosos que
consiguen cientos de miles de clics diariamente, porque están listos para darte la versión de
los hechos que mejor se adapte a tu visión del mundo, a tu preferencia política o ideológica.
Recuerda, lo importante es que te sientas bien con lo que leíste y que sigas dando clic. Lo
demás serán “fake news”.
El problema no es menor.
Tampoco es que el esquema anterior fuera perfecto.
La desinformación, propaganda y manejo tendencioso de las masas así lo demuestra.
Los ejemplos abundan.
Ante un panorama tan sombrío, es difícil hallar respuestas. Pero no imposible.
Tal vez estamos en el medio de una coyuntura natural que terminara en un mejor panorama
del periodismo y la información. Tal vez no.
Tal vez este sea el precio que debemos pagar para convertirnos en una sociedad pensante,
que decide y define que consume y que no. Una sociedad que tomó control de los medios
de comunicación más importantes del planeta.
Tal vez estamos atravesando la adolescencia informativa y esta transición derivará en algo
mejor.
Difícil de decir.
Por lo pronto, piensa un poco en lo que acabas de leer.
Aprecia a los medios que buscan aún en este entorno tan complicado, hacer las cosas bien.
Medios que persiguen por igual los clics y el contenido de valor. Medios con respeto a la
verdad y a la libertad de pensamiento. Que se arriesgan para entregarte eso que tú y yo
buscamos: información.