La madrugada de este miércoles la red eléctrica cubana sufrió un nuevo colapso parcial que dejó sin electricidad a la capital, La Habana, y a gran parte del occidente del país. Fuentes oficiales informaron que la falla se produjo en una línea de transmisión que conecta La Habana con la central eléctrica más importante del país, lo que provocó una desconexión masiva del sistema.
El corte afectó al menos cuatro de las provincias del occidente de la isla, desde Pinar del Río hasta Mayabeque. En la capital, el paisaje urbano amaneció casi completamente oscuro, con excepción de hospitales y algunos hoteles que operaban con generadores. Las interrupciones afectaron también servicios de internet y telefonía móvil, así como el alumbrado público y el transporte, generando una paralización generalizada en la vida diaria.
Autoridades cubanas confirmaron que, hacia media mañana, ya se había comenzado el restablecimiento gradual del servicio en zonas de La Habana y la provincia de Mayabeque, aunque advirtieron que la recuperación sería progresiva debido al daño sufrido en la infraestructura eléctrica.
Este suceso se inscribe en una crisis energética prolongada que arrastra Cuba desde hace meses. El sistema de generación eléctrica, basado en termoeléctricas envejecidas y dependiente del combustible importado, ha sufrido continuas fallas. En 2025 ya se registraron varios apagones generalizados o parciales, y las autoridades advirtieron que la red atraviesa un estado “grave”, con cortes prolongados diarios y déficit crónico de energía.
Entre los factores que agravan la situación se encuentran la falta de mantenimiento, la escasez de combustible y una reducción significativa en las importaciones desde países aliados, lo que limita la generación eléctrica suficiente para satisfacer la demanda.
El colapso parcial más reciente ha intensificado la presión sobre las autoridades para encontrar soluciones estructurales. Mientras tanto, los ciudadanos enfrentan la falta de servicios esenciales como agua, transporte, comunicación, así como dificultades para conservar alimentos y realizar actividades cotidianas.
Este escenario pone en evidencia la urgencia de modernizar el sistema eléctrico cubano, diversificar las fuentes de energía y garantizar un suministro estable para evitar nuevas crisis que afecten a la población.
