De Ser a Ser, por: Santiago Heyser.
Para tener relaciones de calidad, no es suficiente con
comunicarnos, es necesario que la comunicación transmita información profunda
acerca de nosotros, solo de esta manera, las personas podrán conocernos
realmente.
Nos comunicamos con el objetivo de transmitir y recibir información.
Ahora bien, si observamos a detalle el tipo de conversaciones que tenemos con
las diferentes personas con las que interactuamos, notaremos que hay distintos
niveles de detalle o profundidad respecto al tipo de información que recibimos
y compartimos acerca de nosotros. Por ejemplo, decirle a alguien: “buenos días”
y comentar brevemente acerca del clima, tiene un nivel de relevancia menor si
lo comparamos con una conversación en la que hablamos acerca de cómo nos
sentimos emocionalmente. Por otro lado, gracias a los teléfonos celulares, tabletas y computadoras, nos encontramos
en una era de hipercomunicación, en donde se ha incrementado de manera
sustancial el número de personas con las que nos comunicamos diariamente, con
algunas de temas importantes, con otras simplemente cortesías o asuntos intrascendentes.
Entre otros factores, nuestra calidad de vida está íntimamente relacionada con
la calidad de nuestros vínculos, por lo que tener contactos cada vez más
genuinos y significativos es importante para nuestro desarrollo personal; para
lograrlo, es útil tener claridad acerca del nivel de profundidad con el que nos
comunicamos.
Juan Pablo Berra, profesor de filosofía y autor de “Los 7 niveles de la
comunicación”, se hizo a la tarea de identificar los diferentes niveles de
profundidad con los que nos comunicamos. Para conocerlos de una manera
práctica, Martín (así firma sin apellido), en su blog: “Envejecer es
obligatorio, crecer es opcional”, desarrolló el siguiente texto: “Nivel 1,
Información. Ejemplo: tu hijo te dice «en el colegio enseñan fútbol», eso es
información pura. Nivel 2, Opinión. Decir lo que pensamos. Ejemplo: tu hijo te
dice que en el colegio enseñan fútbol y agrega: «es un deporte atractivo que me
interesa aprender y practicar». Nivel 3, Experiencia personal. Ejemplo: tu hijo
te dice que en el colegio enseñan fútbol, a él le parece interesante y agrega:
«hoy estuve jugando con mis compañeros un partido que duró una hora contra un
equipo formado por chicos de otro colegio». Estos son los tres niveles básicos
de comunicación; generalmente las comunicaciones no pasan de esos tres niveles.
Nivel 4, Sentimientos. Ejemplo: tu hijo te dice que en el colegio enseñan
fútbol, que le parece interesante, hoy estuvo jugando y agrega: «me siento
pleno y alegre cuando juego al fútbol con mis amigos». Nivel 5, Deseos y
necesidades. Ejemplo: tu hijo dice que en el colegio enseñan fútbol, le
interesa, jugo hoy un partido, se siente alegre y pleno jugando y agrega:
«siento necesidad de que mis amigos me acepten y valoren, el fútbol me ayuda a
lograr eso». Estos dos niveles están relacionados con la intimidad. Nivel 6, El
verdadero yo. Sin caretas, coraza ni armadura. Sin el personaje que busca
agradar a los otros. Mostrarnos verdaderamente como somos, con nuestras luces y
nuestras sombras, con nuestras virtudes y también con nuestros defectos. Es
cuando comunicamos por qué y para qué hacemos lo que hacemos y buscamos lo que
buscamos. Ejemplo: tu hijo dice que en el colegio enseñan fútbol, es
interesante, jugó, lo pone alegre, necesita que sus amigos lo acepten y agrega:
«en realidad lo que más alegre y pleno me pone, es el ajedrez, pero siento que
si juego a lo que verdaderamente me gusta, mis compañeros me podrían dejar de
lado por no tener los mismos gustos que ellos. Esta situación me angustia así
que decidí sacrificar mi verdadero gusto por el hecho de ser aceptado por el
grupo». Este último nivel es el que deberíamos de alcanzar con mayor frecuencia
con las personas que nos importan. Cuando nos conocemos a un nivel profundo,
podemos apoyarnos, comprendernos verdaderamente, desahogarnos, conocernos,
saber qué busca cada quien en su vida y nos permite compartir la propia
experiencia de la vida”. El séptimo nivel que establece J. P. Berra, se refiere
a la percepción espiritual, por ejemplo, el diálogo personal interno.
Expresarnos y abrirnos con otras personas no siempre es una tarea fácil,
mostrarnos vulnerables ante los demás no es algo sencillo de lograr pero es el
único camino para que las otras personas puedan realmente conocernos, lo que
nos permitirá tener relaciones valiosas y auténticas que enriquezcan nuestra
vida… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Twitter: @SantiagoHeyser
Correo: sammy.heyser@gmail.com