Comunicación y libre expresión

Comunicación social es una de las áreas principales que acerca a los ciudadanos el quehacer individual, colectivo, empresarial y gubernamental.

Comunicar lo que se hace es una labor que todos los días complementa las bondades que aluden en principio a los responsables de diseñarla.

Durante los últimos años la forma de informar ha sido criticada, por momentos llega a ser tan vulnerable casi imperceptible al grado de cuestionar el resultado que aporta.

Enviar boletines de prensa a las oficinas de redacción se ha convertido en la forma tradicional. Esto ha venido a suprimir habilidades que aplicadas de otra manera tendrían mayores alcances.

Hacer clic o provocar la empatía entre el emisor y el receptor no es tan sencillo como parece, requiere despertar el interés del público al que se dirige el mensaje y a mi juicio de una estrategia de bajo perfil en las acciones delicadas que deben ser manejadas con prudencia y otra de alto impacto cuando se trate de asuntos de índole no clasificada que pueda ser difundido para el conocimiento de la población en general.

En teoría la comunicación social tiene múltiples definiciones y enfoques de expertos en la materia, pero todos coinciden en su impacto sobre la sociedad. No puede sobrevivir sin libertad de expresión, es un binomio indestructible.

Aunque esta área no es el corazón de cualquier organización, es una pieza clave para lucir, presumir y sacarle el mejor provecho a los resultados.

A casi nueve meses de gobierno en el Estado, el reto es comunicar de manera efectiva a la audiencia que recurre a la opinión pública, forma su criterio y sigue los dictados de las mayorías. La gobernadora Layda Sansores San Román, cada día pone su mayor energía para informar lo que a sus funciones se refiere y lo que hacen cada uno de sus subalternos. Su flexibilidad puesta a prueba supera lo inesperado.

Lo complicado es que al parecer la noticia no está llegando a los receptores, al cien por ciento. Una de dos, los campechanos no lo están entendiendo o simplemente al diálogo tal y como se lo instruyen le falta algo. Es urgente que quienes la ayudan en ese ejercicio frente a las cámaras alineen los contenidos con una estrategia.

Hoy conmemoramos la Libertad de Expresión, fecha instaurada en 1951 por los editores de periódicos y el entonces presidente de la República, Miguel Alemán Valdés, para destacar la trascendencia por la democracia mexicana de una prensa libre e independiente.

Aunque se escuchan voces que aseguran que este derecho constitucional está siendo manipulado y maniatado, yo creo que todavía se pueden establecer bases sólidas de la relación entre los periodistas, las empresas y las autoridades, a fin de que los ciudadanos reciban lo mejor de cada uno.

Cualquiera que sea el motivo y la razón, nos toca a los articulistas que seguimos vigentes en los medios impresos y digitales, ver la forma de transmitir lo que los políticos intentan decirnos, sobre todo, sin sacar de contexto la realidad, utilizando un “lenguaje” donde el campechano viva las emociones a través de las líneas discursivas. Ahí está la clave.

En suma, hay que luchar para lograr que en los medios y en las plataformas digitales, se consagre un auténtico ejercicio de comunicación con amplia libertad de expresión, enfrentando las páginas patito a modo, y la propagación de información falsa.

Si los ciudadanos pretenden hablar sin tapujos, deben poner su granito de arena, debatir y no olvidar que las libertades se complementan con el respeto y la tolerancia. Si falta alguna de éstas, habremos estropeado el proceso.

Felicito ampliamente a los ganadores del Premio Estatal de Periodismo 2022, la mayoría son buenos amigos y con una trayectoria destacada, especialmente a Romina Valladares, siempre al día, activa y amable.

Lo que me llamó la atención es declarar “desierta” la categoría Artículo de Fondo, cuando había dos participantes, una fui yo, y sin más explicaciones tomaron la fácil decisión de “anularla” como si nadie se hubiera inscrito.

Bajo qué criterios declaran “desierta” una categoría. Quién replica lo que a juicio del Jurado se considera improcedente como si fuéramos niños de primaria. Hay varias aristas que si me pusiera a nombrarlas no acabaría.

Agradezco las nueve propuestas que recibí y fueron entregadas de presidentes de asociaciones civiles, de instituciones educativas, de periodistas y personajes ampliamente galardonados en el periodismo, la cultura y la literatura, y la propuesta firmada por casi 200 ciudadanos apoyándome. Nada queda en el tintero y estaré por siempre agradecida con ellos.

Ojalá el próximo año, lo organicen mejor, este año quedan dudas que tanto hemos criticado, y que las conocemos a la perfección los que desde hace 25 años hemos sido parte de una lucha constante.  

Lo digo con claridad, háganlo por el bien del periodismo serio, responsable y objetivo, sobre todo, por el bien de esta administración que encabeza una gran líder a quien aprecio y de la que aprendí a no quedarme callada en la resistencia civil del 97.

Anunciaron que próximamente harán una reforma a la Ley del Premio Estatal de Periodismo, yo diría que ya se tardaron porque en ningún momento mencionaron en la convocatoria los criterios en casos de empate, anulación, renuncias y demás.

Si lo que se busca es dignificar el periodismo en Campeche, empiecen por enviar señales de querer hacerlo mejor que los del pasado.

Con profesionalismo como es mi estilo, sin poner el hígado por delante como muchos lo hacen, yo seguiré haciendo la parte que me toca y que tanto me apasiona, escribir y escribir.