Editorial La Revista Peninsular.
La mutación de COVID-19 más reciente, denominada Omicron,
ha generado pánico en el mundo durante los últimos días. A pesar de que aún no
hay evidencias sólidas sobre sus efectos y características, distintos países
han tomado medidas para proteger sus fronteras de esta nueva variante que se va
propagando de manera exponencial. Ante la incertidumbre, es prudente analizar
qué acciones debemos tomar con base en la información disponible para evitar
alarmismos e imprudencias.
A finales de la semana pasada, la comunidad
internacional vio con preocupación el anuncio de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) respecto a la nueva mutación de COVID-19 nombrada “ómicron”. De
acuerdo con este organismo internacional, la mutación fue identificada por
primera vez en Sudáfrica y tiene 30 variantes de las cuales algunas son
consideradas preocupantes.
Dado que la mutación apenas fue descubierta, todavía
no se conocen sus características y se espera que en las próximas semanas haya
suficiente información para definir su gravedad. No obstante, la OMS compartió
que la evidencia recopilada hasta ahora indica que Omicron, en comparación con
las otras variantes de COVID-19, parece ser más contagioso y más resistente a
la inmunidad generada por vacunas o contagio.
Las recomendaciones de la OMS se han endurecido
conforme pasan los días y se conoce más de Omicron. En un principio, estas se
limitaban a aumentar la vigilancia genómica al interior de los países y
fomentar el intercambio de la información recabada. Días después, el órgano
internacional recomendó a las personas mayores de 60 años, con comorbilidades o
que no se encuentran en buen estado de salud, postergar viajes por el momento.
La incertidumbre en torno a esta mutación provocó que
gobiernos de varios países tomaran diferentes medidas para intentar proteger a
su población. Gobiernos como el de Israel optaron por cerrar todas sus
fronteras, mientras que otros países se limitaron a reforzar sus filtros
sanitarios en aeropuertos y fronteras para identificar posibles casos
positivos. Asimismo, esta incertidumbre ha generado inestabilidad en los
sistemas económicos del mundo.
En lo que respecta a México, el presidente Andrés
Manuel López Obrador ha rechazado tomar acciones contundentes respecto a Omicron
pues, a su juicio, no existe evidencia sólida para afirmar que esta mutación es
grave. Según lo que se ha informado, el gobierno mexicano se limitará a
reforzar la vigilancia genómica para recabar información sobre la mutación e
intensificará las campañas de vacunación para que la población esté protegida.
Independientemente de esto, el presidente afirmó que el gobierno está preparado
para responder ante cualquier situación.
La postura del gobierno mexicano podrá ser criticada
por algunos sectores por ser laxa, pero se debe reconocer que apuesta por
mantener la estabilidad ante el pánico observado en otros países. Sin embargo,
actos como la celebración de los 3 años de gobierno en el Zócalo capitalino
hacen que esta aparente prudencia se convierta en negligencia. El hecho de que
no haya evidencia que corrobore la gravedad de la mutación no significa que ésta
no sea grave, sino que aún no se sabe si lo es. Entonces, convocar a un evento
de miles personas, sin conocer los riesgos reales de la mutación, implica un
acto de plena irresponsabilidad.
Si bien, al momento de la elaboración del presente
texto no se ha confirmado la presencia de Omicron en territorio mexicano, se
espera que en las próximas horas suceda debido a que en Estados Unidos ya se
identificaron varios casos. De hecho, California, estado que colinda con
México, fue la primera entidad norteamericana en la cual se observó esta
mutación.
En los próximos días, conforme se cuente con más
información, sabremos qué tan grave es Omicron. Mientras tanto, será complejo
analizar el actuar de los gobiernos pues, sin evidencia científica a la cual
puedan apegarse, cada uno actuará de acuerdo a las necesidades que perciba en su
contexto específico. Lo anterior no justifica la comisión de imprudencias ya
que, así como esta mutación podría tener efectos mínimos en la salud de las
personas, también podría volver a saturar los sistemas hospitalarios si
presenta altos niveles de contagio.
En lo que respecta a nosotros como ciudadanos, seamos
conscientes de lo que sucede, reforcemos las medidas sanitarias e informémonos
de manera responsable para no caer en pánico ni en imprudencias, especialmente
ahora que comenzarán las fiestas decembrinas. No olvidemos que la pandemia aún
no termina; todavía no es tiempo de bajar la guardia.