La Revista

Con #R de #Menendez

Manuel Triay Peniche
Manuel Triay Peniche
Sígueme en redes sociales:

Hola don Carlos R. espero que te hayas acomodado bien allá en el Cielo y que ya estés conviviendo con don Abel, tu padre, quien estará ávido de escuchar cómo dejaste este mundo tan convulsionado, pero sobre todo cómo va tu periódico. Cuando se entere cómo se maneja el periodismo hoy en día estará agradecido de que allá no lleguen las noticias.

Pues fíjate que no todo ha sido miel sobre hojuelas, entre el montón de admiradores de tu persona hubo uno o dos que no la traen bien contigo -¿es natural no?- y otros que me han hecho muchísimas preguntas, entre esas por qué los Menéndez todos se ponen la “R” y si siempre fuiste oposición y por qué. Lo que es no tener que hacer, gracias a la pandemia, y lo que es la falta de información de la que alguna vez hablamos en tu oficina, porque en tu familia ustedes eran muy cerrados para hablar de sí mismos.

Sí, tú no perderías el tiempo en cosas tan triviales, pero me entró la curiosidad ¿Por qué la R?, letra que por cierto se la acabaron ustedes porque fueron familias muy numerosas y nadie se escapó de ese sello: Abel Ricardo, Carlos Rubén, Alberto Rubén, José Rafael, Manuel Ramiro Menéndez Navarrete. Y del otro lado, Renato, Roger, Raúl, Ramiro, Ramón y Remigio.

Nunca te lo pregunté, pero estoy seguro que fue en honor de tu abuelo don Carlos R (¿Ricardo?), Menéndez y González, ese viejo del bastón y traje de dril, a quien tu familia no veneró, lo adoró, lo convirtió en tabú. Me dicen por ahí que si él andaba en su biblioteca los nietos pequeños tenían que salir a jugar al patio para no hacer ruido, y si hablaba de trabajo, las mujeres al tejido o la cocina porque era cosa de hombres.

Por cierto, salvo honrosas excepciones y en época extraordinaria y por tiempo limintado, las mujeres no tenían acceso a tu periódico, creo que ni para llevarles comida. Claro que eran otros tiempos y así era la educación. En fin, que no es el tema ni quiero abrir heridas y menos que me caigan todos por bocón.

Y te preguntarás por qué me meto con tu abuelo, porque imagino que de él heredaste, además del Didy, ser oposición. Alguna vez hablamos de que él, me contaste que tuvo que salir de Cuba precisamente porque chocaba con el gobierno y que su querella eran la cárcel y el exilio. ¿Recuerdas cuántas veces los encerraron, lo desterraron y le quemaron su periódico?, No estoy seguro si fueron 7 ó 9, eso de la memoria no es lo mío, era lo tuyo.

Como ya no estás voy a intentar averiguar algo de don Carlos R., el original, porque él sembró en todos sus hijos y sus nietos, o casi en todos, esa semilla opositora. Y le sacó provecho, la verdad, pues tu periódico eso vendía, oposición, y era bien pagada. Eso de abrir hoy los diarios y sólo encontrar boletines o notas afines al gobierno: ashhh, o como dirían los chavos o aquel funcionario cesado del Ayuntamiento, que hueva.

Lo que sí recuerdo es que ese espíritu de lucha del Diario comenzó con el primer número de la Revista de Mérida, allá por 1869, su antecesora, y que 13 años después se convirtió en el primer periódico de circulación diaria en el Península, aunque todavía no laboraba ahí tu abuelo. Creo que él se inició en 1896 y trabajó durante 65 años. Jaja, larga vida y largo tormento para el gobierno.

Recuerdo aquello que me contaste de una vez que quemaron tu periódico, los incendiarios llegaron a rendir cuenta al gobernador, ¿era box pato?: ya quemamos el Diario.

– ¿Murió Menéndez?

-No señor.

-Entonces no hicieron nada, perdieron el tiempo.

Bueno le paramos aquí, tendrás cosas más importantes que hacer allá que estar oyendo mis historias, tal vez hasta mal contadas. Le seguimos otro día, por lo pronto recomiendame con Dios, recuerdale que soy su amigo. Te encargo me reserves un lugarcito.

Manuel Triay Peniche
Manuel Triay Peniche
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último