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Conciencia y responsabilidad ciudadana

Jordy R. Abraham Martínez
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Por: Jordy R. Abraham Martínez.

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Jordy R. Abraham Martínez / @JordyAbraham

Vivimos tiempos difíciles. La crisis de salud pública causada por el Covid-19 ha sacudido nuestra realidad de múltiples formas. Las medidas de distanciamiento social para evitar el crecimiento exponencial en el ritmo de contagio han significado un duro golpe para la economía. Sin embargo, no debemos confundir conceptos; es falso que exista un dilema ineludible entre cuidar la salud y cuidar la economía de la población. Por el contrario, al cuidar la salud con medidas de protección, se evita que la epidemia empeore, causando aún mayores daños económicos ante un eventual cierre mucho más drástico y prolongado; al cuidar la economía, con la reactivación responsable, se busca prevenir que muchas personas caigan en situación de pobreza, lo cual, desde luego repercute a mediano plazo en la calidad de vida de las familias y ello se refleja en su salud.

Los problemas complejos requieren de soluciones complejas. El SARS-CoV 2 es un virus nuevo, del cual los científicos han ido aprendiendo con el paso de las semanas. El esfuerzo de cooperación internacional que se viene realizando con el propósito de hallar algún tratamiento efectivo, así como una vacuna capaz de generar inmunidad, no tiene precedentes. La ciencia y la tecnología son la esperanza que tenemos de que el patógeno deje de ser una amenaza importante para la humanidad. Empero, a pesar de los plausibles avances, se vislumbra complicado que podamos contar con medicamentos y vacunas probadas en los meses próximos, dados los procedimientos de control y seguridad que se demandan para su desarrollo. Dicho de otro modo: hay que aprender a convivir con el Coronavirus, pues éste no se va a ir pronto.

Ciertamente, en un breve período hemos adquirido valiosas lecciones: el uso del cubrebocas reduce el número de contagios, las personas adultas mayores presentan mayor riesgo de padecer enfermedad grave, y la sana distancia puede salvar vidas. Sin duda, las plataformas de Internet y redes sociales han contribuido en gran medida a difundir estos mensajes a la gente. Entonces, la conciencia social se posiciona como la principal aliada en el objetivo de contener la epidemia, disminuyendo los contagios y las lamentables defunciones. La ciudadanía, con base en sensibilidad, solidaridad y organización, es capaz de mostrarse cohesionada frente a la crisis actual.

El primer paso, consiste en estar bien informados. Así, seguir las recomendaciones de la autoridad gubernamental cobra especial relevancia; a través de los canales oficiales conoceremos qué hacer en caso de emergencia y permaneceremos al tanto de la evolución de la epidemia en nuestra entidad. Aquí cabe señalar que es preciso verificar las fuentes de información antes de difundir mensajes entre contactos y conocidos. La desinformación es un mal que también genera mucho daño, ya que nos puede poner en peligro al sembrarse confusión sobre cómo cuidar de nuestra salud.

El confinamiento causa un impacto en todas las personas. Somos seres sociales por naturaleza y necesitamos del contacto con otros. La sana convivencia nos hace sentir bien y la interacción social nos ayuda a lograr diversos objetivos o cumplir determinadas metas. Por ello, los últimos meses han sido duros; muchos quisiéramos volver a la normalidad para continuar con las rutinas a las que estábamos tan acostumbrados. No obstante, debemos asimilar que transitamos tiempos extraordinarios, por lo que nuestras acciones y decisiones deben ser extraordinariamente prudentes y responsables. Mientras el virus circule con intensidad, organizar una fiesta puede costarles la vida a los asistentes o a alguno de sus familiares; subestimar la enfermedad y salir a la calle sin los cuidados requeridos puede abonar a que los contagios sigan proliferando y se lleguen a saturar los hospitales; no atender las indicaciones de sana distancia quizá prolongue la epidemia y retarde más la plena activación económica.

Es verdad que todos hemos hecho algún tipo de sacrificio durante esta contingencia. La incertidumbre ante un fenómeno desconocido y de pronóstico reservado en cuanto a su evolución, nos provoca malestar y frustración. No obstante, vale la pena reafirmar que el sacrificio tiene sentido en la medida en que este se realiza para salvar vidas humanas. De cada una y uno de nosotros depende asumir la responsabilidad de cuidarnos y, a su vez de cuidar a los demás.

Si tienes la oportunidad, quédate en casa; si tienes que salir a trabajar o comprar algo indispensable, usa cubrebocas y guarda sana distancia; si cuentas con la posibilidad de ayudar a otros en estos tiempos de solidaridad, hazlo y marca una diferencia. Hoy, la responsabilidad es la que manda. La conciencia social debe dictar nuestras acciones. Solo juntos y unidos podremos salir adelante.

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