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Confesiones

Guillermo Vazquez Handall
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Monreal, el Nelson del Trafalgar de López Obrador.

Por: Guillermo Vazquez Handall.

Si muchas veces se ha
afirmado que el peor enemigo de Andrés Manuel López Obrador es él mismo, en
esta ocasión ya no puede quedar ninguna duda de ello.

La designación autoritaria
de Claudia Sheinbaum como candidata de Morena al gobierno de la Ciudad de México
puede terminar por ser una derrota como las sufridas por el hasta entonces
invencible emperador francés Napoleón Bonaparte en las batallas de Trafalgar y
Waterloo.

No sólo porque uno de
sus más grandes, antiguos y fieles aliados, Ricardo Monreal, se pueda convertir
en emulo del almirante Nelson o el Duque de Wellington y eventualmente le pueda
disputar y ganar la contienda en la capital del país, sino porque esa división
de fuerzas le restaría apoyos electorales considerables en la lucha por la Presidencia
de la República.

Una vez más, López
Obrador falla en sus cálculos, interpone sus deseos -más bien sus caprichos-,
por encima de sus propios intereses, dejando ver su perfil autoritario y
dictatorial.

La coyuntura se
desprende de su decisión de orquestar un método de encuesta para seleccionar al
candidato a jefe de gobierno de su partido, con la única intención de hacer
parecer que la nominación se desprendería de la voluntad popular, cuando en la
realidad eso nunca fuera cierto.

La encuesta sólo fue un
montaje para encubrir algo que López Obrador ya había decidido con mucha
antelación; el problema para él es que con ello no engañó a nadie.

Independientemente de
que el resultado de la medición no haya sido genuino, que hubiera sido
manipulado deliberadamente, el factor que no atinó a considerar era el
desprendimiento de Monreal.

Teóricamente, Claudia
Sheinbaum le es tan leal que si no hubiera sido postulada no se corría el
riesgo de una escisión sobre todo considerando que todo el capital político que la ampara es el
de López Obrador y, por tanto, sin ese respaldo no tendría, por su cuenta, ninguna
posibilidad. Lopez Obrador no quiere ni respeta el talento, solo la sumision.

Sin embargo, el caso
del ex gobernador de Zacatecas es diferente; Ricardo Monreal, además de
sentirse engañado tramposamente, tiene carrera política propia, a lo largo de
muchos años se ha dedicado a construir bases y alianzas que le dan la
oportunidad de emprender proyectos por su propia cuenta.

El mejor ejemplo de
ello es la relación cordial que siempre mantuvo como jefe delegacional de la
Cuauhtémoc con el actual mandatario capitalino Miguel Ángel Mancera, incluso
contraviniendo la voluntad de López Obrador.

Ese simple hecho
permite augurar que Mancera y Monreal puedan coincidir en la construcción de un
frente para derrotar a Morena en la ciudad de México.

Después del anuncio del
resultado de la encuesta y la correspondiente unción de Sheinbaum como
candidata, la actitud de Monreal ha dejado ver no sólo que no acepta el mismo,
sino que incluso está abierto a explorar otras opciones y ofertas.

Lo que es un hecho es
que no se va a quedar de brazos cruzados, que seguramente ya está en pláticas
con Mancera para constituir una alianza encabezada por el PRD y a la que
indudablemente se van a sumar Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo, y
muy probablemente, Acción Nacional.

 

A diferencia de López
Obrador, Mancera deberá ser más pragmático y hacer a un lado las aspiraciones
de Alejandra Barrales para dar paso a un frente encabezado por Monreal, que en
esencia sí tendrá posibilidades reales de triunfo.

Visto desde otro
contexto, se trata de una magnífica noticia para el Revolucionario
Institucional, porque ante su absoluta inoperancia electoral en la ciudad de
México, con una coalición de este tipo, más que el objetivo de tener un buen
resultado en la capital, lo que obtendría sería un respaldo inigualable en la
competencia presidencial.

Recordemos la reciente
elección en el Estado de México, en donde la participación del PRD resultó
definitiva para el triunfo priista, lección que es evidente que López Obrador
no aprendió.

Esta inconsistencia
producto de la cerrazón y la ceguera para entender los escenarios políticos, no
sólo deja ver un exceso de confianza, más bien se trata de incapacidad.

Al tabasqueño se le echó
a perder una brújula que por cierto ya estaba algo dañada, porque la ciudad de
México es la batalla más importante para poder ganar la guerra, y ésta se
circunscribe a la Presidencia de la República.

Es de esperarse que si
esta teoría se confirma, hablando en términos estrictamente bélicos y
militares, las bajas que Morena sufrirá en la ciudad de México aún y si
consiguiera ganarla, le podrían hacer perder la Presidencia.

Lo que queda claro es que
a López Obrador jamás podrá comparársele con Napoleón Bonaparte, pero en estas
circunstancias tan particulares Ricardo Monreal sí podría ser un factor que lo
haga parecerse al almirante Horacio Nelson, o al Duque de Wellington en la
todavía más celebre batalla de Waterloo, en la que el emperador Bonaparte
terminó siendo derrotado por ambos.

Guillermo Vazquez Handall
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