Por Guillermo Vázquez Handall / Twitter@vazquezhandall
Se calcula que en México del total de las personas que compra boletos para asistir a cualquier tipo de evento, principalmente, deportivo o musical y que por alguna razón no puede utilizarlos, el 45 por ciento lo regala, otro 20 por ciento los vende y el treinta y cinco por ciento restante no los utiliza.
Este es uno de los factores más importantes que favorecen el mercado de la reventa de entradas por Internet, en México la facturación de boletos para espectáculos por la web oscila en cien millones de dólares anuales, cifra que va en aumento.
Aunque nuestra legislación prohíbe la reventa, la comercialización de boletos de espectáculos no está debidamente regulada en la red, lo que favorece el funcionamiento de las empresas que se dedican a esta actividad.
Como parte del análisis es importante diferenciar los sitios oficiales de venta de localidades -que sí están sujetos a responsabilidad legal-, con los que operan como intermediarios, ya que eso puede significar la diferencia entre poder realizar una compra segura o ser objeto de una estafa que sea materialmente imposible de demandar.
De acuerdo con nuestra investigación, quien posee boletos a espectáculos puede ponerlos en venta a través de estas páginas, será el portal quien las ofrezca al público incrementando su precio con un porcentaje a su favor por concepto de intermediación, logística y evidentemente su utilidad.
El interesado en esos boletos los puede adquirir mediante un pago con tarjeta de crédito sin que se especifique la ubicación exacta del vendedor, como suele ocurrir en la mayoría de los casos.
La intermediaria se encarga de coordinar el envío de los boletos por mensajería y retiene el dinero en tanto el cliente confirma que recibió su compra y está conforme.
Sin embargo, a lo largo de este proceso se observa una serie de inconsistencias; la primera, es que no existe regulación alguna en cuanto a la determinación de los precios y, las más trascendental, en caso de algún problema -es decir algún tipo de incumplimiento-, como por ejemplo que los boletos no sean entregados a tiempo o peor todavía que no sean los correctos, las empresas intermediarias evaden su responsabilidad.
Lo más grave es que si el vendedor no envía los boletos adecuados es penalizado por la empresa que opera el sitio web, pero el dinero es retenido por la intermediaria que no lo entrega al comprador como compensación por el daño causado y en el mejor de los casos con sólo un mínimo porcentaje.
A pesar de que dichas empresas publican en sus páginas un contrato en el que establecen sus reglas de operación, se ha detectado un enorme número de casos en los cuales no cumplen con sus compromisos.
El consumidor queda en estado de indefensión, a merced de la voluntad de estas empresas, porque ocultan su razón social, dirección y teléfono, requisitos indispensables para poder denunciarlas.
Independientemente del alto número de quejas, la autoridad competente -en este caso la Profeco-, se muestra omisa ante esta ilegalidad argumentando que existe una ambigüedad en el marco normativo, lo que hace muy complejo proceder en consecuencia.
Aunque estas empresas se asuman como intermediarias, lo que realmente hacen es abusar de dicha condición para poder revender, evadir la acción de la justicia y con ello dejar impunes sus fraudes.
Derivado de nuestra investigación, consultando la experiencia de una gran cantidad de usuarios, pudimos detectar que usando como ejemplo a las dos plataformas más grandes a nivel internacional con presencia en México, existe un gran contraste.
Estamos hablando de Viagogo y Ticketbis, ambas con sede en el extranjero pero con portales en nuestro país que ofrecen boletos no sólo para eventos en México, sino también para cualquier parte del mundo.
En el caso de Viagogo nos encontramos con que el nivel de satisfacción de sus clientes es muy elevado. Incluso, la empresa cuenta con un alto grado de capacidad para poder resolver disputas de manera casi inmediata, tanto que su margen de confianza le ha permitido que en algunos países sea el sitio oficial de venta de boletos, como por ejemplo en Francia, para los partidos del club de fútbol Paris Saint Germain.
Viagogo utiliza mecanismos de entrega por medio de sus propias oficinas o de personal asignado a ello, tienen teléfono de contacto y en general brindan un servicio eficiente y profesional.
En contraparte, Ticketbis adolece de estas características: su comunicación es muy limitada y las quejas en su contra representan un número que hace deducir que su problema no sólo es de eficiencia, sino que deja entrever una operación engañosa.
Ticketbis en México es literalmente un fantasma en todo sentido y opera con la mayor facilidad ya que la autoridad respectiva en la materia -la Profeco-, no se decide a actuar en su contra.
La dependencia federal se desentiende de un esquema que requiere urgentemente regulación y ordenamiento. Está claro que empresas como Ticketbis aprovechan tanto el vacío como la permisibilidad para el fraude.