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Confesiones

Guillermo Vazquez Handall
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Por Guillermo Vázquez Handall / Twitter@vazquezhandall

Como parte de la reforma educativa, la ley general en la materia se transformó en algunos de sus apartados, en este caso de análisis, con la intención de hacer más flexible el calendario escolar en todos sus niveles.

La modificación establece dos alternativas, para adecuarse a las necesidades de cada estado, que ahora podrán decidir individualmente la que más les convenga.

Los periodos a escoger deben comprender un mínimo de 185 y un máximo de 200 días de clases, sin embargo la diferencia de fechas puede causar y seguramente así será, una influencia negativa, en las costumbres y la economía del país.

Por ejemplo, el siguiente periodo vacacional concluirá en 19 entidades el día 2 de enero del año próximo, lo que de entrada va a trastocar los planes tanto de los padres de familia como de los maestros para tomar vacaciones.
Esto va a implicar un severo impacto en el sector turístico nacional, ya que para las familias, como para los maestros de esos estados, esta programación supone una gran dificultad.

Si deciden salir de sus ciudades para aprovechar el asueto tendrán que retornar el día primero del año, o simplemente no hacerlo, el asunto es que si los alumnos faltan pierden clases, pero si un solo maestro no se presenta, entonces todo un salón se quedaría sin ellas.
Lo que infiere una enorme limitante, que en vez de flexibilizar como se supone es la intención del objetivo, restringe el periodo vacacional, precisamente en la época en que más se hace uso del mismo.

Estadísticamente el fin de año es el momento en que la gran mayoría de las familias mexicanas, aprovechan esta temporada para viajar principalmente a los diversos destinos turísticos nacionales.

Lo que genera una muy importante derrama económica, en el transporte, la hotelería, los servicios y el comercio, razón por la cual se le denomina tradicionalmente en términos comunes y prácticos, como temporada alta.

La modificación del calendario, al menos en más de la mitad de los estados del país, deriva en dos vertientes, la primera que ya comentamos que se refiere a la restricción de las fechas y la segunda, que se relaciona con la logística.

Porque aun suponiendo que a pesar de que los padres de familia y maestros, tomaran la decisión de viajar, el hecho de tener que regresar el día primero de enero a sus lugares de origen, va a provocar un congestionamiento, que además se vuelve peligroso para su integridad.

Circunstancia que por necesidad obliga a un replanteamiento, en el que además de la autoridad educativa, tendrían que intervenir las Secretarias de
Economía y Turismo.

Es un asunto de criterio pero también de lógica y ello impone que exista una adecuada coordinación entre las diferentes dependencias del gobierno, porque lo que queda de manifiesto es que en el previo de esta determinación, ésta no existió.

Si bien es cierto que el tema del calendario escolar es una prerrogativa del sector educativo, que ahora también involucra a los gobiernos estatales, queda de manifiesto que en la planeación no se analizaron los demás factores que inciden en la perspectiva general.

Independientemente de si se trata de una falta de comunicación, o simplemente nadie se dio cuenta, por lo menos los gobernadores de estas diecinueve entidades tuvieron que haber caído en la cuenta de la discrepancia que se deriva de esta adecuación.
Pero sin lugar a dudas, al secretario de turismo federal, Enrique de la Madrid Cordero le corresponde opinar al respecto, intervenir y gestionar de forma que el calendario escolar pueda adecuarse armónicamente para cumplir con las necesidades y requisitos educativos, sin afectar a otros sectores especialmente el turismo.

Como la decisión de optar por alguna de las dos opciones disponibles del calendario finalmente recae en cada estado, el secretario de turismo Enrique de la Madrid tiene todavía un amplio margen de maniobra para exponer a cada gobernador, tanto la situación como la importancia de su adecuación.

La modificación es un trámite relativamente sencillo, discrecional, que puede llevarse a cabo sin mayor complicación, porque en sentido contrario, dejar las cosas como están en esos diecinueve estados, es al menos un auto boicot a su promoción turística.

Lamentablemente el otro argumento de análisis, es el hecho de dejar al descubierto la omisión, la falta de coordinación y comunicación entre dependencias, que sin ninguna duda resulta en una muestra de ineficiencia.

Hay una enorme diferencia entre el aprovechamiento escolar y el que las fechas del periodo de clases, impacten negativamente a otros sectores, por ello se debe priorizar en una escala de valores, que un tema no se contraponga al otro.

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