La Revista

Conflicto de intereses, la negación a renunciar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Ministra Esquivel Mossa

Facetas de México, por: Pascacio Taboada Cortina/Jorge Martínez Cedillo. 

  • De acuerdo con el Artículo 95 de la Constitución, quien comete robo, fraude, falsificación o abuso de confianza, amerita inhabilitación para el cargo de Ministro de la SCJN.
  • El esposo de la Ministra, José María Riobóo, es empresario y amigo cercano del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. 

El escándalo con repercusiones nacionales e internacionales
provocado por la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín
Esquivel Mossa, por haber presentado una tesis copiada prácticamente de otro
alumno –Edgar Ulises Báez Gutiérrez—para obtener el grado de licenciatura en
Leyes por la Facultad de Derecho de la UNAM, deberá llegar hasta sus últimas
consecuencias, a pesar de haberse convertido en un auténtico nudo o nido indescifrable.

La falta de reconocimiento de la ministra, de que “robó el
contenido de una tesis, de que cometió fraude, falsificó el proceso de
registro, y abusó de la confianza en un concepto público”, son suficientes
argumentos señalados en la Constitución Mexicana, para dejar de ocupar el cargo
de Ministra de la Suprema Corte de Justicia. En su Artículo 95, el ordenamiento
jurídico –que es la Ley en todo México—señala lo siguiente:

“Para ser electo Ministro de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, se necesita: Fracción Tercera: Poseer el día de la designación, una
antigüedad laboral (en aplicación de la justicia) mínima de 10 años; Título
Profesional de Licenciatura en Derecho, expedido por una autoridad o
Institución legalmente facultada para ello…

“Fracción Cuarta: Gozar de buena reputación y no haber sido
condenado por delitos que ameriten pena corporal de más de un año de prisión.
Pero si se tratase de robo, fraude, falsificación, abuso de confianza y otro
que lastime seriamente la buena fama en el concepto público, inhabilitará para
el cargo, cualquiera que haya sido la pena”.

Pero tan fácil que hubiera sido que la ministra de la Suprema
Corte de Justicia, Yasmín Esquivel Mossa, “por amor propio”, desde el primer
momento en que la UNAM dictaminó la certeza de la copia de la tesis –con el
mismo título, temario y contenido; con los mismos errores y faltas
ortográficas—debió renunciar como ministra de la máxima institución que imparte
justicia a todos los mexicanos y extranjeros residentes en nuestro país.

Sólo así, podía haber impedido la exhibición del mismo
presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, “que metiera las manos en la
hoguera” en su defensa, independientemente de que sea su amiga entrañable, al
señalar que si la UNAM, que otorga los títulos profesionales en todas las
facultades de la institución, y la Secretaría de Educación Pública, responsable
de extender la Cédula Profesional, no se ponían de acuerdo en una propuesta de
solución “nosotros lo vamos a resolver”, afirmó con mucha solvencia el
mandatario López Obrador, sin reflexionar que la expresión de PRIMER MANDATARIO,
no significa, en términos de Administración Pública, que “sea el PRIMER
MANDÓN”, sino ”EL PRIMER MANDADO” por el pueblo que le dio el poder con su voto
para ser Presidente.

El tema en comento, está pendiente. Por una parte, la
“necedad de la ministra Esquivel”, impide avanzar en el dictamen hecho público
del señor Rector de la UNAM, Dr. Enrique Graue, en el sentido de que,
efectivamente, la tesis de Esquivel constituye un fraude, por el hecho de haber
sido copiada de una original presentada por Báez Gutiérrez.

Sin embargo, la ministra afirma y reafirma que ella fue
plagiada por el abogado Edgar Ulises Báez Gutiérrez. Ambas partes coinciden que
la Tesis de Báez fue presentada con 14 meses de antelación. Es decir, desde
julio de 1986, en la Facultad de Derecho, respecto de la fecha de presentación
de Esquivel, en septiembre de 1987.

Hay que decirlo las veces que sea necesario: “El primero en
tiempo, es primero en derecho”, como sentencia un viejo adagio. Pero esto no lo
entiende la señora ministra, quien quiere convencer con afirmaciones personales
en diferentes medios de comunicación, sin presentar pruebas. Ella y dos o tres
personas, con intereses que, en apariencia, rayan en lo absurdo: quieren hacer
creer a todo mundo, que “primero es el número dos, seguido del número uno”.

Los “otros intereses” están a la vista: La señora ministra
fue propuesta por el presidente López Obrador, para asumir el cargo que desempeña
actualmente en la Suprema Corte de Justicia en 2019; lo ostenta hasta esta
fecha y no se sabe hasta cuándo en adelante.

Hay que saber que el esposo de la aún ministra, es un
empresario al que, parece, le sobra el dinero: José María Riobóo. Es llamado
popularmente como el “empresario de cabecera y favorito del Presidente de
México, López Obrador”. Riobóo se dedica, desde hace muchos años, a la
industria de la construcción. Ha recibido contratos millonarios de parte de
Andrés Manuel. Primero, en su calidad de Jefe de Gobierno de la Ciudad de
México, y actualmente como Presidente de la República.

Su labor fue parte muy importante en la construcción de la
vía elevada, o “segundo piso” del Periférico de la capital del país. En
Monterrey, Nuevo León, la empresa de Riobóo diseñó el viaducto que va de la
Avenida Servicio Postal, a Sendero, en la zona de Escobedo, con el agravante de
que seis de las siete estaciones, por fallas en estructura, fueron cerradas hace
tres días en la Línea 2 del Metro regiomontano.

De igual manera, es sabido que la empresa de Riobóo ha
recibido contratos jugosos para la construcción del llamado “Tren Maya”, en la
península de Yucatán. Por ahora, sus gestiones están enfocadas a lograr que su
esposa, Yasmín Esquivel Mossa, logre mantenerse como ministra de la Suprema
Corte de la Nación.

Muy importante es el hecho y no debemos omitir en este texto
que, la señora Esquivel Mossa de Riobóo, se perfilaba sin oponentes de peso
entre los 11 ministros de la Corte, para ser electa, el día dos de enero de
este año, como Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, nada
más y nada menos.

Tampoco debemos dejar de mencionar que, toda esta tormenta en
el señalamiento de plagio de la señora ministra en todo México y el extranjero,
fue publicado, en primera instancia, por un destacado escritor y periodista,
llamado Guillermo Sheridan, a través del portal “Latinus”, con el antecedente
de tratarse de un verdadero investigador universitario, con la habilidad de
identificar plagios y todo tipo de irregularidades de personajes públicos y
funcionarios gubernamentales.

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