La Revista

Constructor, una profesión apasionante

Raul Monforte González
Raul Monforte González
Sígueme en redes sociales:

Construyendo, por: 
Raúl Asís Monforte González.

Cuando se habla de un Constructor, por lo general
nos viene a la mente la imagen de un Ingeniero Civil, o un Arquitecto. Pero
resulta extraño que hasta hoy, las universidades y autoridades educativas, no
emitan un título y su correspondiente cédula profesional, que certifique a una
persona como Constructor.

En las aulas, puedes recibir los mejores
conocimientos y adquirir las más avanzadas técnicas de diseño, conocer las
propiedades de los materiales; aprender la relación estrecha entre la
resistencia a la compresión del concreto y a la tensión del acero, para crear
las estructuras más seguras ante las amenazas del entorno y las condiciones de
uso de un edificio; asimilar el complejo comportamiento de los fluidos para
diseñar las redes hidráulicas y sanitarias que respondan a la demanda de los
usuarios, o comprender la magia de la electricidad y así definir a detalle
todos los elementos que permitirán contar de manera segura y eficiente, con la
energía que todo edificio necesita para brindar calidad de vida a sus
habitantes.

Pero construir, esa apasionante actividad
consistente en saber combinar todos los conocimientos y habilidades, presentes
en un grupo de personas, añadir las habilidades manuales de los obreros
especializados, integrar los materiales adecuados para cada necesidad,
gestionar los tiempos, controlar los costos, y muchas otras actividades que nos
conducen a un resultado exitoso, eso se aprende en la calle, en un proceso que
no está exento de tropiezos, algunas veces muy dolorosos.

Thomas Alva Edison decía que la construcción es un
90% transpiración, y un 10% inspiración. En efecto, para llegar a ser un buen
constructor, hay que sudar, y mucho.

Hoy la industria de la construcción en México se
enfrenta a desafíos importantes, con un valor de la producción en descenso
desde hace una década, y en picada a partir de que inició la presente
administración federal, presupuestos de infraestructura para los estados y
municipios en niveles mínimos históricos; muy pocas y gigantescas obras de
infraestructura, en manos de unas cuantas empresas “amigas” del régimen o del
ejército mexicano, y el más alto porcentaje en la historia de contratos de obra
pública asignados por adjudicación directa.

Pero los obstáculos no disminuyen nuestra pasión por
esta profesión, antes bien estimulan nuestro compromiso con ella. La industria
de la construcción mexicana tiene que trazar una hoja de ruta clara y factible,
concordante con una visión estratégica de mediano y largo plazo, que conduzca
al fortalecimiento de las empresas que la componen. Es inaplazable fomentar una
mayor inversión en infraestructura, pero al mismo tiempo caminar en la
profesionalización y el desarrollo del sector, formando capital humano con un
buen balance de conocimientos técnicos pero también administrativos y
financieros, para que los negocios incrementen su rentabilidad en un entorno de
reducción de ingresos totales. Trabajar en mecanismos de financiamiento
oportuno y competitivo al alcance de los constructores es vital. Convendría un
sistema de certificación de capacidades que ofrezca certeza a los clientes,
pero también oportunidades a quien mejor se prepare. Los constructores deben
asumir también su responsabilidad social y ambiental. El marco normativo y
regulatorio debe modernizarse con urgencia.

Ante grandes retos, opongamos acciones contundentes.

Raul Monforte González
Raul Monforte González
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último