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Construir, un trabajo digno y honorable

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González. 

E-mail: raul@mienergiamx.com
Facebook: Raúl Asís Monforte González. Twitter: @raulmonforteg

A las empresas constructoras del estado de Yucatán nos
está costando mucho trabajo reclutar y conservar la suficiente cantidad de
talento humano que requerimos para llevar a cabo las obras de infraestructura
que están bajo nuestra responsabilidad, y muchos creen que esto es un fenómeno
local o regional derivado de la ocupación de miles de obreros de la
construcción en las obras del Tren Maya.

Pero la escasez de mano de obra especializada para
este sector, es un gran desafío que tenemos por delante en todo México y
también a nivel global, que debe abordarse desde dos vertientes: la cantidad y
la capacidad.

En los Estados Unidos, la Oficina de Estadísticas
Laborales señala que el 41 por ciento de la fuerza laboral del sector construcción
se retirará en los próximos 10 años. Algunos estudios independientes encuentran
que esta cifra será mucho mayor.

La RICS (Royal Institution of Chartered Surveyors),
una organización que agrupa a más de 134 mil profesionales del sector de la
construcción, la infraestructura y los bienes raíces en 148 países del mundo,
señala que tan solo en el Reino Unido serán necesarios 200 mil trabajadores en
los próximos años, debido al envejecimiento de la fuerza laboral.

Esto supone un gran problema para la industria de la
construcción mundial, especialmente porque los proyectos de infraestructura
continúan creciendo no solo en cantidad y dimensiones, sino también en
complejidad y avances tecnológicos que imponen a los obreros la necesidad de
aprender nuevas habilidades y destrezas.

En estas circunstancias, las empresas están batallando
para cubrir las posiciones de trabajo que se necesitan para cumplir a tiempo
con los proyectos. Así que este fenómeno está teniendo un impacto de corto
plazo en el costo y el tiempo de ejecución de los proyectos, que está
directamente relacionado con la escasez de mano de obra, poniendo en riesgo la
confianza de los inversionistas en el sector y por consiguiente el gasto en este
rubro.

Pero, ¿Qué podemos hacer los protagonistas de esta
industria para cerrar las brechas tanto de cantidad como de competencias y
habilidades de nuestros colaboradores?

En primer lugar tenemos que mostrar nuestra labor,
construir, como lo que realmente es: un trabajo digno y honorable. Es un hecho
que ni siquiera estamos en el horizonte de muchos trabajadores jóvenes y que no
estamos captando debidamente su atención. Para hacerlo, es preciso destacar lo
positivo, encontrar nuevas formas de acercarnos y ampliar las maneras cómo
reclutamos a los potenciales candidatos.

Adicionalmente, la representación femenina es aún muy
baja, aunque manifiesta signos de lenta mejoría con el tiempo. En los Estados
Unidos, las mujeres representan el 14 por ciento de la fuerza laboral en la
industria de la construcción y en el Reino Unido solamente el 11 por ciento. Y
éste no es un asunto exclusivamente de igualdad de oportunidades y eliminación
de la discriminación por género, sino también de que realmente las mujeres se interesen
en estos puestos de trabajo.

Algunos puestos de trabajo en construcción requieren
un grado alto de especialización que solo puede alcanzarse a través de un
entrenamiento extenso, así que otra de las grandes preocupaciones radica en la
disponibilidad suficiente de entrenadores y los espacios para hacerlo. La clave
para encarar este déficit está en la educación, que puede darse como hasta
ahora se ha hecho, como una destreza aprendida de generación en generación, o
por medio de una institución educativa formal.

La ley de la oferta y la demanda ha ocasionado ya un
incremento en los salarios de los obreros de la construcción, lo cual no solo
es bueno para ellos, sino que se convierte en un incentivo para atracción de
nuevos candidatos a la industria. Lo importante aquí, es que las compañías
también puedan impactar estos incrementos en los precios finales de las obras
de construcción sin afectar las ventas, o que las dependencias de gobierno
consideren estos costos en sus presupuestos base para evitar licitaciones
desiertas u otros problemas.

En este entorno, la industria de la construcción se
coloca en el umbral de un nuevo año 2023, lista para afrontar el reto de
continuar demostrando que construir es un trabajo digno y honorable al que
merece la pena dedicar la vida.

Raul Monforte González
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