Por Francisco López Vargas
Juan José Rendón niega que esté contratado por algún partido político en México para hacer campaña. Exige que Andrés Manuel López Obrador se disculpe con él porque el no llama a la violencia, y acusó que de los 22 millones de ataques de seguidores de López a partir de esa declaración del tabasqueño contra su persona, 12 millones vinieron de Venezuela, lo que evidenciaría la vinculación de ese gobierno con la campaña presidencial de Morena.
J.J., como también se le conoce, asegura que las campañas políticas mexicanas actuales “están sosas” y que no son a la altura de las circunstancias del país.
Señaló que aunque no está contratado por ningún partido político tiene un compromiso moral para evitar que López Obrador gane la elección como la ha tenido siempre en contra del populismo y el comunismo.
Aseveró que el financiamiento de países socialistas a la campaña del Peje –como se dice sucede ahora- se hizo evidente desde noviembre de 2005 cuando el gobierno de Vicente Fox rompió relaciones diplomáticas con Venezuela, cuya valija diplomática era usada para traer recursos ilegales para el tabasqueño. La versión oficial del rompimiento fue que el presidente Hugo Chávez llamó “cachorro del imperio” al presidente Vicente Fox.
Para Rendón, esa visión de que es inevitable el triunfo del tabasqueño no es definitiva por los meses que faltan de campaña, pero dijo que la prueba de que hay dinero en serio en las filas de López es su activismo en redes sociales.
“La campaña negra contra Andrés la está haciendo él mismo, él es su peor enemigo”, dice el estratega político y consultor de campañas políticas quien asevera que “no estoy trabajando en las campañas políticas de México ni estoy en negociaciones; pero siempre está abierta la puerta a platicas”.
Expone, en entrevista con Ciro Gómez Leyva, que “los ataques que he recibido de los seguidores prueban la polarización que él provoca. Su discurso me recuerda al discurso de Chávez en el 98”.
Dice que “buscaré trabajar con organizaciones civiles y grupos que estén preocupados como yo por la llegada de López a la presidencia” y se compromete: “Por supuesto que haré todo lo que esté a mi alcance para evitar que llegue a la presidencia de México; voy a combatir la expansión del socialismo y la izquierda anacrónica en cualquier país”.
De convicciones, JJ Rendón da un ejemplo que bien hubiera servido a Gabriela Cuevas que vaya que se afanó por desacreditar a López Obrador y hoy, cuando el joven Anaya impone a los candidatos violentando la vocación democrática del PAN, la ahora senadora se alía a su archirrival que, gustoso, la bautiza para purificarla y perdonarle todos sus pecados.
Lo mismo que Cuauhtémoc Blanco y los que se sumen…
Andrés Manuel ha dejado de lado su ideología y ahora, quizá aconsejado por los nuevos miembros de su campaña que han llegado desde la mafia del poder, rompe con sus ideas y trata de ser gracioso, de ser amable y hasta ocurrente con tal de ganar el apoyo de cualquier segmento de población que pueda ayudarlo a llegar a la presidencia.
López es quizá el más vivo retrato de ese México de los años del Echeverriísmo ramplón que lo mismo se aliaba con Cuba que con el comunismo soviético, o del lopezportillismo que llegó al gobierno para “refrendar la revolución”.
Andrés trata de regresar a la revolución al poder a pesar de que es el cimiento de todos los males del país además de que fue una gran mentira y manipulación histórica.
Hoy, México se debate entre elegir a un candidato del PRI que no es su militante; a uno del PAN-PRD que es antagónico y no cumple con la ideología de izquierda y si acaba con la del panismo más tradicional, y al de Morena que cansado de buscar a quienes lo apoyen en esta tercera pretensión de ser presidente, ha dejado a su paso su historia como priista, perredista y emprende un nuevo sendero en Morena, edificado a su imagen y necesidades.
Complicada la decisión, los partidos tratan de convencer a un ciudadano que cada vez es más renuente a participar en las elecciones. La moneda está en el aire aún: o votan a raudales o la abstención predomina.
PD
La detención del aspirante a alcalde del PAN, Renán Barrera, deja muy claro que el personaje trae un tema complicado: no tiene capacidad para manejar una crisis. Barrera no dudó en mentir cuando se vio sorprendido y no dudó en recurrir a la privacidad de sus actos como ciudadano porque así le convino. Sin embargo, mentir no es una virtud en un candidato, menos si se le sorprende haciéndolo, y se le olvida que su vida privada lo será siempre que no haya un escándalo por ella. Mal y de malas porque, además, violentó una norma y no le importó hacerlo por alguna de estas razones: Pensó que saldría impune, que no lo atraparían o que por ser un personaje público la autoridad se la pasaría. Lástima, error tras error.