La Revista

¿Conviene a México el populismo radical?

Enrique Vidales Ripoll
Enrique Vidales Ripoll
Sígueme en redes sociales:

Por Enrique Vidales Ripoll
@chanboox

En los últimos años, el mundo entero ha reaccionado contra el “status quo” de los sistemas políticos. Lo que algunos han denominado la “reacción antisistémica”.
La incapacidad de los sistemas políticos y los regímenes de gobierno han producido un hartazgo social y una animadversión contra las fuerzas y los actores políticos. No se niega que la ineficiencia e ineficacia en la generación de políticas públicas, la gran brecha entre los ricos y los pobres, el sistema económico que privilegia la concentración de grandes capitales en pocas personas mientras la gran mayoría se sumerge en la pobreza, son los insumos de un cultivo de reacción contra el sistema político.
El populismo no es algo nuevo. De hecho, hay quienes lo configuran desde los tiempos del “pan y circo” en la cultura romana. Lo importante para la conservación de la estabilidad del gobierno se depositaba en la capacidad de este de saber darle al pueblo lo que deseaba y quería, aún no sean las condiciones de bienestar general lo que al final se fortalezca.
Ahora que estamos en tiempos de campaña, seguimos escuchando de los ahora precandidatos lo mismo que cada oportunidad se dice en la competencia electoral: que ellos si pueden, que son lo que tienen experiencia, que el cambio viene y será una nueva oportunidad para crecer y hacer desarrollar al país, que ahora si se logrará combatir la injusticia y que se meterá a la cárcel a los corruptos.
El mismo discurso, las mismas palabras. Una y otra vez que se abre un ciclo electoral escuchamos los mismos compromisos y las promesas de siempre. Al final nunca, no se cumple. ¿Cómo podemos ahora garantizar que no son palabras huecas y sin sentido?
Es por ello de que el peligro de hacerle caso al populismo nos puede llevar al país a un camino sin retorno inmediato a la cordura, la paz, la gobernabilidad y las opciones de crecimiento y desarrollo político, social y económico.
La clase política tradicional está empujando para que el populismo sea una opción real de gobierno para la mayoría de los mexicanos. Un populismo que le ha hecho mucho daño al desarrollo político de América Latina. Un populismo que ha destrozado economías fuertes y disminuido la calidad moral y política de naciones donde se ha impuesto. La evidencia está en la revisión de la historia y de los acontecimientos que marcan la evolución de las naciones.
En las redes sociales, que son una forma de valorar el estado de ánimo de los ciudadanos, se nota una creciente corriente simpatía por cuestionar al sistema y abrirle pase al populismo. El problema es que son más una reacción contra el sistema que una forma de encontrar una propuesta viable y sensata para el desarrollo político, económico y social. Algo que ha sucedido en otros países que hoy están sumidos en el atraso y el caos.
La pregunta no sería qué es lo que queremos para el país, sino ¿qué es lo tenemos que hacer para que cambie la clase política?
Porque si algo podemos estar seguros de que la “salvación” del país no depende de un mesías.
Lo que se necesitaría es un liderazgo político y social que nos conduzca a todos a consolidar un proyecto de nación incluyente, abierto a la crítica, respetuoso de los derechos humanos y el respeto a la Constitución, que fortalezca las instituciones y los marcos jurídicos pertinentes, que oriente la economía para consolidar el consumo interno y permite el desarrollo financiero del ciudadano y la sociedad.
Para ser honestos, lo anterior se queda como un ideal y un catálogo de las mejores y buenas intenciones; porque en la realidad, no se observa que ningún precandidato garantice plenamente el compromiso para ver más de los propios interés y compromisos de grupo político.
AL CALCE.- Este es mi pensamiento, análisis y propuesta. No hay ningún grupo ni mafia de poder atrás de cada una de las palabras. Los verdaderos demócratas no pueden censurar ninguna manifestación de ideas, aunque sean contrarias.

***************************************
Opinión

Más propuestas, menos propaganda

Por Ernesto Guerra de la Peña
ernesto.guerramx@hotmail.com

A pocos meses de que inicien las elecciones, ya nos encontramos envueltos por el bombardeo de propaganda electoral. Tan sólo en el desarrollo de las precampañas (la cual supuestamente debería ser dirigida y digerida únicamente por los militantes de los partidos políticos), ya hemos sido inundados por los panorámicos en la calle, spots de tele y radio, notas periodísticas y contenido en redes sociales pagadas por los contendientes.
No podemos negar la importancia de la propaganda electoral, pero si la contrarrestamos con el descontento político que vive la población de nuestro país, el gasto millonario que se destinará en el proceso electoral en este año, y el daño ambiental que se genera, su efectividad se pone en tela de juicio.
Según el estudio “México, anatomía de la corrupción”, realizado en el año 2015 por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) , en colaboración con el Centro de Investigaciones y Docencia Económicas(CIDE), el 91% de los mexicanos no confía en los partidos políticos . Cifra que sin duda es una muestra clara del gran malestar que tiene la población hacia la clase política, provocado principalmente por los gobiernos corruptos en estados como Quintana Roo, Chihuahua y Veracruz, por mencionar algunos, además del presupuesto que representa el Instituto Nacional Electoral (INE), durante cada periodo electoral. Este año se destinaron 17 mil 426 millones de pesos a dicha institución.
Otro de los puntos que han causo malestar en varios sectores de la sociedad y en especial en las organizaciones ambientalistas, es el aumento de basura electoral. Según datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac) las elecciones del año 2012 generaron 2,500 toneladas de desperdicios; Lo grave del asunto no sólo es la cantidad excesiva de basura, sino que la mayoría de los materiales utilizados requieren más de 20 años para degradarse, según un estudio realizado por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

La pregunta es: ¿El bombardeo mediático volverá hacer que el electorado confíe en la clase política? La respuesta es obvia: No. La población mexicana no quiere que las calles estén plagadas de volantes, ni aturdirse con los jingles de partidos políticos.
Como expresa Octavio paz en El Laberinto de la Soledad: “La propaganda política es la difusión de verdades incompletas”. El electorado quiere propuestas honestas y no spots, lonas y panfletos plagados de promesas que no se cumplirán.

Enrique Vidales Ripoll
Enrique Vidales Ripoll
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último