Las esperanzas de los Dallas Cowboys de alcanzar la postemporada en la temporada 2025 se han reducido prácticamente a cero, luego de sufrir una dolorosa derrota en casa ante los Minnesota Vikings por marcador de 34-26. Con un récord de 6-7-1 y únicamente tres juegos por disputar, el equipo texano necesita una combinación altamente improbable para clasificarse a los playoffs: ganar sus tres partidos restantes y esperar que los Philadelphia Eagles pierdan los suyos.
El ambiente es de frustración y resignación en el vestidor de los Cowboys. “No sé cómo describir un milagro”, expresó el dueño y gerente general Jerry Jones. “Sé que se necesitarían circunstancias muy difíciles para clasificar, y lo esperábamos. Pensamos que tendríamos que ganar todos los partidos para tener un poco de margen, pero no mucho. Ahora, por supuesto, sé contar”.
La caída frente a los Vikings expuso nuevamente deficiencias ofensivas ya conocidas. El equipo solo logró convertir dos de cinco visitas a la zona roja y tuvo su peor desempeño en terceras oportunidades en toda la campaña, con apenas 2 de 12 conversiones exitosas. A esto se sumó una defensa que no logró presionar eficazmente al mariscal de campo rival, J. J. McCarthy, quien completó jugadas clave que impulsaron a Minnesota a tomar la ventaja definitiva en el tercer cuarto.
“Nunca llegamos al punto en el que sintiéramos que realmente podríamos tomar impulso”, señaló el entrenador en jefe Brian Schottenheimer.
Por tercera vez en la temporada, el mariscal de campo Dak Prescott terminó un juego sin lanzar un pase de touchdown, y en los tres casos el equipo resultó derrotado. Prescott fue presionado en el 48 % de las jugadas en que se retrasó para lanzar, la cifra más alta en su carrera. “No tuvimos respuestas lo suficientemente buenas”, admitió el propio quarterback. “Y cuando no tienes respuestas lo suficientemente buenas para eso, especialmente contra [el coordinador defensivo de los Vikings, Brian] Flores, lo vas a ver una y otra vez”.
Ni siquiera el confiable pateador Brandon Aubrey pudo evitar la debacle, al fallar dos intentos de gol de campo (de 51 y 59 yardas), situación que ocurre por segunda vez en su carrera.
La decepción es aún mayor considerando que semanas atrás el panorama era prometedor, tras el regreso de varios jugadores lesionados y las adquisiciones de refuerzo como el tackle defensivo Quinnen Williams y el apoyador Logan Wilson. Además, los Cowboys venían de una racha de tres victorias consecutivas que avivaban el entusiasmo.
“Sí, definitivamente sorprendido, especialmente después de la semana de descanso y de que los canjes encajaran como lo hicimos durante esas semanas”, comentó Prescott. “Simplemente te recuerda que cada jugada importa. Es un juego difícil. A esos chicos también les pagan. Entrenan durante toda la semana y se preparan igual que nosotros. Es duro. Definitivamente estoy sorprendido, dolido, enojado, frustrado, pero lo único que puedo hacer es mejorar mañana”.
El equipo ahora deberá enfocarse en cerrar dignamente la temporada, empezando por el próximo encuentro ante Los Angeles Chargers. “Pierdes dos partidos seguidos, te sacudes el polvo y vuelves al trabajo”, concluyó Schottenheimer. “Volveremos a trabajar y haremos algunos de los ajustes que tenemos que hacer”.
A menos que ocurra un milagro deportivo, los Dallas Cowboys se encaminan a otro cierre de campaña decepcionante, quedando fuera de la postemporada por segundo año consecutivo.
