Los municipios de Cozumel e Isla Mujeres, ubicados en el estado de Quintana Roo, se encuentran próximos a completar y entregar sus respectivos Atlas de Riesgo actualizados, herramientas fundamentales para la gestión integral de riesgos ante fenómenos naturales y antropogénicos. Estos instrumentos han reportado un avance cercano al 70 % en Cozumel y 80 % en Isla Mujeres, según los informes más recientes publicados por medios de comunicación locales.
La actualización de estos Atlas forma parte de una estrategia estatal para fortalecer la prevención y mitigación de riesgos en los once municipios que conforman Quintana Roo. Dichos documentos permiten identificar zonas vulnerables a eventos como huracanes, inundaciones, tormentas y otros peligros naturales, lo que es esencial para planear medidas de protección civil y orientar la toma de decisiones tanto de autoridades como de la ciudadanía.
Fuentes oficiales han señalado que la coordinación entre municipios y la Coordinación Estatal de Protección Civil ha impulsado el avance de estas actualizaciones. Durante reuniones de trabajo recientes, cada municipio presentó la información preliminar de sus Atlas para avanzar en un modelo unificado de gestión de riesgos que favorezca la respuesta ante emergencias en toda la entidad.
La elaboración de los Atlas de Riesgo involucra la recopilación y análisis de datos técnicos sobre amenazas naturales y sociales, con el objetivo de establecer mapas de riesgo y medidas preventivas claras. Al contar con esta información actualizada, las autoridades podrán priorizar acciones de mitigación, diseñar rutas de evacuación y determinar áreas con mayor vulnerabilidad ante fenómenos hidrometeorológicos.
Las poblaciones costeras del Caribe mexicano, como Cozumel e Isla Mujeres, han enfrentado históricamente eventos como huracanes y tormentas, lo que resalta la importancia de contar con instrumentos técnicos que permitan anticipar y reducir impactos. Los Atlas de Riesgo no solo representan un instrumento técnico para administración pública, sino también una herramienta de protección para la población ante amenazas naturales.
La expectativa de autoridades es que, una vez concluidos, estos documentos se integren a un sistema de gestión estatal de riesgos más amplio, facilitando la colaboración interinstitucional para proteger vidas y bienes en situaciones de emergencia.


