Sic Sac, por: M.A. Elda Clemente Reyes.
Para nadie es nuevo que la
mayoría de los políticos, empresarios, instituciones gubernamentales, y
artistas famosos, carecen de un Plan de Comunicación y un Protocolo de
Contención de Crisis.
Una crisis de medios es un momento
de comunicación fuera del control que revela de manera puntual, asuntos o casos
en los que es imposible para los involucrados responder de manera rápida y
oportuna, sobre todo, cuando toma por “sorpresa” a los comunicadores a cargo
del bunker de prensa.
Actualmente abundan en el mundo
crisis donde se exhibe malversación del presupuesto público, excesos,
nepotismo, pago de favores y un sinfín de acontecimientos donde el morbo y la
presunción de culpabilidad se hace presente.
Cuando revienta un conflicto en
los medios, lo primero que se viene a la cabeza de los aludidos es la negación
fehaciente de los hechos, y la utilizan como una salida fácil. Lo cierto es
que, caen en el error de no preparar una argumentación sólida provocando que el
juicio de los ciudadanos se vuelva más viral y cruel, si sus argumentos están
fuera de lógica, ética, moral y de la ley.
Una crisis mediática se puede
contener o mitigar hablando siempre con la verdad, aceptando el error cometido
(si ese es el caso) y cuando se trata de una dificultad provocada por una
noticia falsa (Fake News) o guerra sucia, lo mejor es responder rápidamente con
una refutación estructurada a través de un boletín de prensa, una rueda de
prensa o una entrevista. Aunado, al seguimiento cuidadoso y oportuno hasta que
se extinga por completo el escándalo.
Me cuesta trabajo creer cómo
teniendo tantos recursos económicos, hay políticos, artistas, aspirantes o
candidatos, que no se rodean de comunicadores competentes. El éxito de una
empresa, institución, organización, incluso de una campaña, depende en buena
parte del trabajo de Marketing Político y la Comunicación Política. Cuando
ambos elementos se complementan con la plataforma electoral, el triunfo está
asegurado.
La capacitación y
profesionalización es fundamental para aplicar con efectividad las herramientas
y los principios básicos de informar de manera veraz a la población y contener
crisis mediáticas a partir de una planeación, una reacción efectiva al problema
y un seguimiento de la información que permita saber su fin.
Un buen manejo de prensa implica
rodearse de un equipo de comunicólogos capaz de establecer las estrategias a
seguir para alcanzar los objetivos a partir de la determinación de una técnica
que guíe el proceso y, sobre todo, que el vocero (a), cumpla su función de
manera eficiente.
Cada vez que “estalla” una crisis
mediática es un golpe a la yugular que amenaza la imagen y la reputación de las
personas señaladas. Nadie está exento de no ser sorprendido por un evento que
tiene el potencial de generar publicidad negativa.
Algunos logran pasar la prueba de
fuego y lejos de destruirlos los fortalece, otros, terminan sepultados en los
escombros del desprestigio, y unos cuantos, son inmunes y el golpeteo no es
letal, porque su propia naturaleza se opone tajantemente o es incompatible de
lo que se exhibe.
La próxima vez que una crisis
vuelva a encabezar los principales titulares de los medios nacionales,
internacionales, locales y en las redes sociales, debemos preguntarnos si las
pruebas exhibidas son irrefutables; analizar todo el contexto y los escenarios
internos y externos; si los medios de comunicación están provocando un exceso
de dramatismo, temor, incertidumbre y exhibicionismo; o simplemente la crisis
tiene una razón de ser que revela lo que de otra forma no hubiera sido posible
desnudar.
