Por: Eduardo Sadot-Morales Figueroa
Hace cuarenta años, el mundo vivió el mayor fracaso de la diplomacia del siglo XXI. Era el mes de enero del 2020 y Estados Unidos se preparaba para la elección de quien sería el presidente para el período 2021- 2025. El entonces presidente de en ese momento, de la Nación más poderosa sobre la Tierra, terminaba su “periodio” “epochate” de gobierno, Sí “PERIODIO” “EPOCHEATE” así llamada esa etapa de la historia de los Estados Unidos, caracterizarda por la exacerbación de los odios contra Latinoamérica y todo lo extranjero, un presidente cuyos orígenes fueron también la migración, que de joven, evadió ir a la guerra de Vietnam, cuando debía cumplir su servicio militar, gesto grave de cobardía, censurado por los veteranos de guerra que sí cumplieron con su obligación, que sí arriesgaron sus vidas bajo la bandera de las barras y estrellas.
El entonces presidente Trump, henchido de soberbia, calculó mal, las repercusiones de un ataque para asesinar al General Iraní, Qasem Soleimani, lo que no midió en ese momento el entonces presidente, es que además de oficial del ejercito Iraní, era un líder religioso del Chiismo, escuela de jurisprudencia del Islamismo conocida como Ya´farita, rama del islamismo que profesan alrededor de doscientos cuarenta mil millones de islamitas, lo que multiplicó sustancialmente, la posibilidad de ataques terroristas en todo el mundo y puso en riesgo las vidas de norteamericanos en todo el globo terráqueo. Líneas aéreas norteamericanas, y aliados pasaron por una crisis de seguridad, que puso en riesgo naciones completas como Israel. Efectivamente los Estados Unidos contaban en aquel momento con armamento ofensivo, con tecnología de punta, apoyados por drones tripulados a distancia, con lo que dio comienzo la edad, entonces conocida como “La guerra de los drones”.Sin embargo, no así con el armamento defensivo, era insuficiente tecnológicamente hablando para repeler ataques certeros o terroristas del chiismo, lo que provocó miles de muertes inocentes de ambos bandos a lo largo de la Historia reciente, cifra que se vio incrementada con los ataques chiitas con misiles a líneas aéreas civiles estadounidenses.
Hace veinte años, exactamente el presidente Trump declaraba, que las bases militares en territorio Iraquí, habían sido atacadas con misiles, con un saldo blanco para las tropas estadounidenses y para esa Nación.
Como se recordará el conflicto comenzó, con un misil iraní que impactara en una base de Estados Unidos, en la que muriera, según dijo la Casa Blanca, un contratista norteamericano, cuya identidad a veinte años de distancia se desconoce, como se desconoce aún, si en realidad fue un pretexto utilizado por Trump para iniciar nuevamente las hostilidades contra el gobierno de Irán en el escenario de su reelección y con un empechment (impedimento) a cuestas, que es un proceso en la legislación norteamericana para impedir que un presidente siga gobernando, no obstantes que en ese momento el Presidente Trump, había perdido en su cámara de representantes – el equivalente a la de diputados en México y le restaba pasar por la probación en la cámara de Senadores donde la mayoría republicana, se esperaba que votara a favor de Trump y obviamente en contra del empechment, lo que le habría podido permitir a Trump reelegirse. Sin embargo no obstante la mayoría republicana, comprendió que el resultado tendría también repercusiones en su partido en cada uno de los Estados de la Unión Americana, riesgo que no todos los senadores quisieron correr, para no perder electores y eso, más la pésima decisión del asesinato del General Soleimani fueron la razón por la cual el entonces presidente Trump, no prolongara su estadía en la Casa Blanca.
La postura de las otras potencias mundiales como Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania, evitaron que se volviera una conflagración mundial se explica fácilmente, con la declaración del entonces presidente de Rusia Putin, quien parafraseara a Einstein “como termine una tercera guerra mundial, no lo sabemos, pero lo que si puede decirse, es que la cuarta será a palos y pedradas” Ello explica que las guerras regionales, en su momento, difícilmente podrían escalar a nivel mundial, por el temor real de los daños y perdidas globales para toda la humanidad.
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