El torneo más reciente de clubes de élite tuvo un nuevo formato en su edición de 2025, cuando la Copa Intercontinental renovada reunió a los campeones continentales de las seis confederaciones. En esta edición, Cruz Azul ganó su pase como monarca de la CONCACAF Champions Cup 2025, tras vencer en la final al Vancouver Whitecaps FC con un contundente 5-0.
El conjunto mexicano aterrizó en Doha, Catar, para medirse en el denominado “Derbi de las Américas” frente al Flamengo, el campeón de la Copa Libertadores. Ese duelo definía quién avanzaría a la siguiente fase de la competición.
Al arribar al aeropuerto internacional de Hamad, los jugadores de Cruz Azul fueron recibidos con una ceremonia tradicional, en la que les colocaron bufandas del torneo como símbolo de bienvenida al mundo árabe. Esa imagen inicial marcó el inicio de su preparación para adaptarse a las condiciones del país anfitrión.
La disputa se llevará a cabo en el estadio Áhmad bin Ali, en la ciudad de Rayán, y el partido comenzará a las 11:00 horas, tiempo del centro de México. Todo el contexto muestra que Cruz Azul vive un mes decisivo: además de estar en semifinales del torneo local, ahora carga con la responsabilidad de representar a Concacaf en un escenario mundial.
La nueva estructura de la Copa Intercontinental plantea una ruta corta pero intensa: de ganar este primer duelo, Cruz Azul avanzaría a la siguiente fase, llamada “Copa Challenger”, en la que se mediría ante el representante de África. De salir victorioso nuevamente, el conjunto mexicano podría soñar incluso con disputar la gran final contra el campeón europeo.
Para los aficionados cementeros, esta oportunidad representa más que un trofeo: es la posibilidad de reivindicarse en el ámbito mundial, de limpiar heridas tras tropiezos recientes y de proyectarse nuevamente como uno de los grandes del continente.


