La Revista

Cuando las palabras duelen, pero son triste realidad

Marco Cortez Navarrete
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Por: Marco Antonio Cortez Navarrete.

Como un balde de agua fría cayó sobre Kenia López Rabadán, aguerrida senadora del PAN, las declaraciones del periodista Joaquín López-Dóriga, el martes pasado en el Senado de la República, sitio al que el comunicador asistió a la presentación del libro “El imperio de los otros datos”, de Luis Estrada.

“La división y la ausencia de la oposición dará la presidencia al candidato de Morena en 2024”, afirmó el “Teacher” ante la senadora López Rabadán, quien junto con sus colegas Lilly Téllez y Xóchitl Gálvez, se han convertido en las auténticas opositoras al régimen lopezobradorista y a su movimiento de transformación.

Asimismo, el periodista, quien en su momento ocupó el lugar y trascendencia de Jacobo Zabludovski (cuando la TV era todavía el principal medio de información) dijo ante la legisladora panista, la articulista Ana Paula Ordorica y el autor del libro, Luis Estrada, que “prefiero un presidente que revire, difame y ofenda a sus críticos, a los que ha elevado al peligroso nivel de enemigos —yo no soy su enemigo, le he repetido—, lo que hace este oficio más atractivo y obliga a elevar el rigor y el dato duro, a veces solo entrecomillarlo, a un régimen que impida ejercer el derecho a la libertad de expresión.

Como comentario personal, conocí el señor López-Dóriga durante una de las giras que realizó por Yucatán al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. El periodista capitalino compartió el autobús con los medios de comunicación mismo que nos llevó a los lugares designados, según la agenda programada, y ahí tuve la oportunidad de platicar y conocer un poco a este comunicador lo cual para un servidor fue muy importante sobre todo porque se trataba de mis primeras experiencias en “grandes ligas”.

En ese entonces en la comitiva del mandatario de la nación figuraban, entre otros, Luis Donaldo Colosio Murrieta, secretario de Desarrollo Social; Carlos Hank González, secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos; Emilio Gamboa Patrón, director de Fonatur; y Raúl González, director de la CONADE.

Con base en lo anterior quiero enfatizar que la esencia de esta mi opinión, radica en la declaración de López-Dóriga, periodista crítico y directo, aunque muchos piensen y opinen lo contrario, con todo derecho. Su aseveración desnudó a la oposición en pleno senado dejando en claro que la división dará la presidencia al candidato de Morena en 2024 y de paso exhibió los débiles liderazgos de dirigentes priistas, panistas y perredistas.

Ahora entiendo porque Mauricio Vila Dosal, gobernador del Estado, fue muy inteligente cuando respondió a Víctor Trujillo “Brozo” que “no es momento para disputar una candidatura presidencial sino más bien trabajar desde la trinchera que nos toca ocupar”, y en similares términos se expresó Renán Barrera entrevistado recientemente por un periódico capitalino asegurando estar concentrado en dar resultados como alcalde de Mérida y que “una futura candidatura para la gubernatura de Yucatán, en 2024, no le quita el sueño”.

Ya que hablamos de Brozo, el Payaso Tenebroso, y con él extendemos el comentario al paisano Carlos Loret de Mola Álvarez -con cuyo padre (Rafael) y abuelo (don Carlos) tuve el alto honor de trabajar en el Diario de Irapuato, Guanajuato- considero, con todo respeto y honestidad que sus bloques de información y de comentarios y críticas políticas, lejos de prosperar, van en decremento, lo mismo con otro proyecto mediático, encabezado por el publicista Carlos Alazraki y el político Javier Lozano, acompañados todos los días de diversos amigos, colegas, analistas, politólogos y académicos.

La verdad, dicha por el “Teacher” López-Dóriga, es clara y contundente: López Obrador gobierna desde su conferencia mañanera, ese es su principal programa y estrategia política. “Desde allí (tribuna presidencial) el presidente dice, se desdice y contradice, opina, proclama, expone, señala, acusa, amenaza, advierte, reprocha, presenta, proyecta, anuncia, niega, rebate, se equivoca, acierta, confunde, corrige”, expresó el periodista.

“Insulta, reclama, repite, repite, repite, en medio de largas pausas que por momentos hacen perder al verbo del sujeto, para ya no hablar del complemento perdido. Pero es su personal estilo y la mañanera su principal herramienta de gobierno”, expresó el periodista y para completar expresó que el martes pasado López Obrador llevaba 916 mañaneras que, a un promedio de 112 minutos cada una, suman 102 mil 592 minutos, mil 710 horas, 71 días con sus noches sin parar de hablar.

PD. Duele decirlo, pero el señor López-Dóriga tiene toda la razón.

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