La Revista

Cuando Marcha México ¿Quién Pompó?

Jorge Valladares Sánchez
Jorge Valladares Sánchez
Sígueme en redes sociales:

Por: Jorge Valladares Sánchez.*

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares.

Por razones que quizá con
café o vino pudiera contarte, sé que tiendo a tratar de entender; sobre todo en
lo que afecta, a mi gente y a mí; pero en general me gusta, o es manía, no sé.

En mis acciones por
aportar algo a lo que llamo el fortalecimiento de la ciudadanía, sé que de
repente me pierdo un poco tratando de entender el comportamiento inédito de la
persona a la que contratamos como Presidente por seis años. Sí, ya sé que es
muy parecido a lo que han hecho sus predecesores y las/os políticos perennes en
general, en cuanto a abuso del poder, desaseo en el cumplimiento de la ley, corrupción,
mentiras, manejo de recursos para sus fines y manipulación a través de la
llamada demagogia.

Pero es evidente que ha
removido o reencausado los temas que públicamente toman relevancia, desde hace
bastante más de cuatro años. Y ha logrado hacer de la polarización, a partir de
su persona, el instrumento cotidiano de la política, en la cual ya sólo caben
quienes aceptan lo que sea que venga de él y quienes lo rechazan por lo mismo;
sin dejar espacio para quienes pensamos en temas o problemas y no en su
persona. Si alguien quiere hablar de un tema, cualquiera de los que hace
décadas conquistamos poder hablar públicamente, ya sólo tiene que decir si
coincide o discrepa con AMLO para poder ser etiquetado, calificado (o
descalificado) e ignorado cuanto tenga que decir, porque la conclusión
importante, para demasiadas personas, es la misma: “está a favor o en contra”.

Esa efectividad y los
efectos negativos que veo, y a veces escribo, tal vez sea el punto que me hace
caer una vez más en tratar de entender el sentido, estrategia, intenciones o
plan que hay detrás; ello pese a que mi ciencia me ha dado en la personalidad,
la historia y la cultura suficientes explicaciones. No hay tal, pero es difícil
conformarse con ello al ver que tema por tema, vuelve a lograr que el punto sea
el mismo: polarizar a partir de lo que sea que se le ocurra cada mañana.

En uno de esos intentos
he tratado de explorar si hay una filosofía, teoría de estado u orientación,
pero es claro que no; los dichos, calificativos, contradicciones, ocurrencias y
canciones no alcanzan para deducir una postura, por más que sus detractores
pretendan asimilarlo a Luis XIV o a Porfirio Díaz, como obviamente tampoco se
parece en nada a su versión que él mismo exalta de Juárez, ni de Madero. Sus
citas ocurrentes de Engels o Marx, la Biblio o el Papa, Tolstoi o Smith
obviamente no tienen ilación, aunque generen hilaridad. Y cuatro años después
resulta que ya sabe cómo se llama su enfoque, pero ni al caso seguirle la
corriente.

Quizá la cita más
reiterada, efectiva y consistente con su actuar como político, que no
estadista, sea a un distinguido paisano suyo que en nuestra región se volvió
parte del hablar y cuestionar de temas populares entre la gente, acciones
cotidianas y formas de, concedamos, explicar algunas reacciones. Y sí, algunas
de las frases, explicaciones o respuestas que han tenido mayor tino, tanto
entre sus seguidores, como entre sus adversarios (como él llama a toda persona
que no sea su seguidor) han sido algunas en las que cita a Chico Ché (Francisco
José Hernández Mandujano). Así para explicar su visión de política exterior,
como para explicar el mentir sobre su estado de salud y al “hackeo” al ejército
que nos permitió enterarnos.

Hace poco, aunque no fue
tan llamativo, igual acudió a ese querido autor de “composiciones interesantes”
para responder a la construcción del tan traído y llevado muro fronterizo con
estados unidos. Hay quienes piensan que son distractores: sus detractores; así
como hay quienes piensan que es filosofía y actitud pura que confirman que es
el mejor Presidente de México, como él mismo cree.

Pero en este caso, como
suele pasar en el saber popular, el autor de las ideas no es quien las canta.
Sí, aunque “La Muralla” sea otra de las inolvidables canciones cantadas por
Chico Che y luego por su hijo (Chico Che Chico), se trata de un poema de
Nicolás Guillén. Y esto pasa mucho, que una generación actual crea que tal
canción es “de” Carlos Rivera, mientras que la anterior asuma que es “de” Luis
Miguel y la anterior de “José José” y la anterior “de” Marco Antonio Muñiz, y
que en realidad sea de alguien a quien pocos mencionan.

Oyendo, casi por
casualidad, a Chico Ché Chico lo oí mencionar que el autor de una de las
canciones también súper conocidas y bien usadas “de” su genial padre fue
compuesta por Chucho Rincón… y curiosito como soy, me puse a buscar. Y resulta
que, aunque, desconocido para mí y quizás para ti, Jesús Rincón Cárdenas, fue
un compositor, productor, arreglista y guitarrista, nacido en 1937. Y que tiene
en su haber notables logros profesionales, además de haber obtenido varios
premios Grammy con sus producciones.

Fue Director Artístico de
Discos Capitol, inaugurando su edificio nada menos que junto a Ringo Starr; fue
parte de los músicos visibles en las películas del Cine de Oro, acompañando
entre otros al mismísimo Jose Alfredo; y fue el requinto característico de la
Rondalla de Saltillo. Pero bueno, el caso es que en lo que hoy me ocupa, es que
produjo piezas importantes y muy conocidas con Vicente Fernández, Joan
Sebastián y… ¡Chico Ché!, de quien realizó toda su producción, y, dijo, fue su
artista más querido y su proyecto profesional de vida.

Y sacando provecho de
esta curiosidad, veo que algunas de las frases que nacieron o vieron vida
inicial en la mente y obra de Jesús Rincón, hacen mucho sentido para entender
parte de lo que sucede hoy en nuestro país desde el comando cómodamente
instalado en Palacio Nacional. De Jesús fue la ocurrencia de preguntarse ¿Qué
culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se ensarta? Afirmando que si el sapo
salta y se ensarta, la culpa no es de la estaca; que sin duda refleja el
estoicismo desde el cual mirar que efectivamente muchas personas acepten ser
calificadas en esta dicotomía, esperemos que transitoria, y actúen en consecuencia
asumiéndose enemigos de personas que ni conocen o, peor, de amigos con los que
antes podían desahogarse a gusto de los desatinos del gobierno. Para quienes no
estamos a favor ni en contra de persona alguna, procurar un enfrentamiento efectivo y armónico de los temas relevantes,
en lo que llegan mejores contextos.

También Jesús (Chucho)
estuvo muy cerca del primer momento en que Joan cantó la frase aquella de “Te
voy a cambiar el nombre, …”, que sin duda describe mucho de las respuestas que
escuchamos cada vez que nuestro empleado en Palacio Nacional tiene que
responder cada vez que se descubre otro acto de corrupción, despilfarro de
dinero, trampas a la ley o a la justicia o errores claros de administración.
Muy a su pesar, la frase termina con toda precisión corrigiendo el lema de
campaña que tanto inspiró a millones de mexicanos: “… pero no cambio la
historia”.

Cada semana cambia el
tema del que sería constructivo hablar públicamente, si no fuera porque suelen
ser meros alardes de la demagogia y finalmente no llevan a atender los temas,
sino a mantener la polarización. La semana pasada fue el de la llamada “Contra
marcha” que 10 días antes fue la ocurrencia de una mañana y fue tema del mismo
fuego cruzado de quienes lo consideraron un acto del mayor nivel para un gran
estadista y quienes vieron en ello otro acto de venganza, corrupción y
manipulación. Fue respuesta ocurrente, como bien sabemos de la marcha de 14
días antes que dio en llamarse “En Defensa del INE”, aunque en artículo previo,
que amablemente compartió La Revista Peninsular, aclaré que muchos que
asistimos fuimos con ideas más precisas que ello, relativas a la democracia y
los avances de la ciudadanía.

El caso es: ¿cómo darle
relevancia a alguna forma de analizar lo que ocurre en nuestro país cuando los
focos están absolutamente dirigidos a lo que sea la ocurrencia del día o de la
semana, desde ambos frentes? Lo estoy intentando, ¡créanme!, pero los monstruos del manejo de medios y la
polarización son enormes. No sé… la ciencia me da herramientas, probemos…

Si queremos apreciar algo
objetivamente, sirve partir de acordar un indicador; muy objetivo, medible,
relevante para quienes vayan a analizar o participar del asunto. Sin querer ser
simplista, probemos con el dinero. Y personalizaré, tratando de invitar a que
cada cual haga lo propio, y si funciona, por ahí le seguimos, y si no buscamos
otro indicador.

Yo, por mi claridad,
voluntad e ideas, fui a la marcha del 13 de noviembre. Y por lo mismo, no fui a
la del 27. Ir a la del 13 me costó 60.00 pesos. No ir a la del 27 me costó un
estimado de 62.50. Lo del 13 fue por el
pago de uber para llegar al sitio, no estaba en Mérida, así que hice un pequeño
cambio en mis actividades y con ello pude participar en donde andaba y luego
seguir mi día.

En el caso del 27, saco
el dato de la estimación de Darío Celis, de que el financiamiento de esa
marcha, para transportar, hospedar, alimentar y obsequiar playeras y demás
elementos al más de un millón de personas que estuvieron allí. Dinero que del
erario federal o de algunos estados salió. No cuenta en este cálculo lo que
aquellas personas que hayan ido por su propia claridad, voluntad e ideas
tuvieron que gastar de su bolsillo para ir por sus propios medios, tomar agua o
comer algo. Esos 1,500,000,000 (mil quinientos millones) de pesos, divididos
entre la población aproximada de México, que genera los impuestos del erario,
tocaría como de a 12.50 que tú, yo y cada cual puso para que se realizara la
marcha del 27. Los 62.50 son la suma de los 5 integrantes de mi familia, por
quienes yo hubiera tenido que cooperar, si no fuera por que los impuestos no
son opcionales.

Con ese indicador, lo que
sigue en la ciencia, es tener un marco de referencia o teoría, para darle
sentido a lo que esperamos, y mejor aún, a lo que obtenemos. Y es allí donde
vuelvo a rescatar la valiosa obra de Jesús Rincón y sus repercusiones
constantes en el estilo de gobernar de nuestro actual empleado Presidente.
Imagina la tonadita y quizás sea esta una manera de poder preguntarnos y exigir
respuesta a lo que ocurrió en esta ocasión y en otras muchas, para dejar de
discutir entre los tres grupos y sólo impulsar que el gobierno cumpla
adecuadamente sus funciones, sea del color que sea y esté quien esté empleado
al frente de él. (Los tres grupos: quienes se asumen a favor de AMLO, quienes
se asumen en contra de AMLO y quienes no asumimos nada y sólo deseamos que al
fin la historia cambie y no nada más los nombres).

Suene entonces el saxofón
de la banda de Chico Ché Chico, u ojalá que el sintetizador de Chico Che, y
venga la exigencia ciudadana que sí sea clara para nuestros gobernantes:

Quien lo ve con sonrisa tan bonita,

quien lo ve acelerando corazones,

quien lo ve en el templete de la plaza,

se pregunta y le pide contestar:

¿Quién pompó?, ¿Quién pompó?

¿Quién pompó camioncitos, quién pompó?

¿Quién pompó?, ¿Quién pompó?

¿Quién pompó playeritas, quién pompó?

Quien lo ve caminando por Reforma,

quien lo ve tan molesto con el INE,

quien lo ve exigiendo su reforma,

se pregunta y le pide contestar:

¿Quién pompó?, ¿Quién pompó?

¿Quién pompó las pancartas, quién pompó?

¿Quién pompó?, ¿Quién pompó?

¿Quién pompó comiditas, quién pompó?

Y sí, ojalá que el
magnífico Chico Ché nos anime a preguntar hasta lograr respuesta, en esto y
muchas otras cosas cotidianas a las que él con creatividad y alegría le cantó, sus
letras y las de Chucho. Podemos, al igual que en un buen baile, volver a la
armonía y bienestar para todos/as, acabar con la crisis, sin que La Crisis deje
de tocar.

————————————————-
*Jorge
Valladares Sánchez

Papá, Ciudadano,
Consultor.
Representante en
Yucatán de Nosotrxs.
Doctor en Ciencias
Sociales.
Doctor en Derechos
Humanos.

Jorge Valladares Sánchez
Jorge Valladares Sánchez
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último