La Revista

De fracasos y humanismo

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas

“Vale muchísimo más la vida que la detención de un presunto delincuente. ¡La paz, no a las masacres!, no se puede enfrentar la violencia con la violencia; tenemos que llevar a la práctica el amor al prójimo, no la confrontación, no la violencia; sí a la paz, a la fraternidad, al amor”, dijo el presidente López Obrador para justificar la liberación, hoy se sabe, de dos de los hijos de El Chapo Guzmán Loera, luego de un enfretamiento en Culicán, Sinaloa, la tierra del capo de las drogas, según expone Milenio.

“Van ustedes a perdonar a Gilga, pero la verdad de las verdades, si Ovidio decidió jugarse la vida asesinando a sus adversarios, a civiles, a gente indefensa, si por estas razones viaja al otro barrio, con la pena de las penas. ¿No tendremos mejores causas que defender que no sean a estos asesinos salvajes? Vengan más jitomatazos, ofensas, insultos”, escribe en el mismo diario Gil Gamés.

Para el gobernador Quirino Ordaz, de Sinaloa, la acción frustrada de aprehender al hijo del narco fue una acción lamentable del gobierno federal y acepta que nadie le informó del operativo.

Al viernes siguiente, un día después de la jornada de violencia que vivió Culiacán, Sinaloa, donde se registraron al menos ocho fallecidos, 16 heridos y un número indeterminado de vehículos y negocios destruidos, el gobierno federal ofreció hasta seis versiones sobre el intento fallido de captura de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y la decisión de dejarlo ir de la acción de la justicia.

En un recuento realizado por EL UNIVERSAL, desde que se reportaron los hechos en redes sociales, hasta las conferencias del presidente Andrés Manuel López Obrador, en Oaxaca, y de los secretarios de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo; de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y de Marina, José Rafael Ojeda, en Sinaloa, se vertieron datos y detalles que no sostienen un recuento coherente de lo ocurrido y dejan dudas.

Una semana después del enfrentamiento, los ciudadanos sabemos ahora, gracias al New York Times, que se detuvo también a Iván Archivaldo, el otro hijo del capo al que también se liberó, y la declaración del presidente López que admitió que a él nunca le informaron del hecho.

Y uno se pregunta ¿si López dice que un presidente siempre está enterado de todo, quien autorizó el operativo, puede el escurrir el bulto?

Ordenar la liberación de los hijos del capo violó normas legales establecidas que merecen no sólo la remoción de quien la ordenó sino su enjuiciamiento.

El Artículo 150 del Código Penal, establece que se sanciona con seis a nueve años de prisión al que favoreciere la evasión de algún detenido, procesado o condenado.

Si el detenido o procesado estuviese inculpado por delitos contra la salud, a la persona que favoreciere su evasión se le impondrán de siete a quince años de prisión. Si quien propicie la evasión fuese servidor público, se le incrementará la pena de una tercera parte de más penas señaladas en este artículo, según corresponda. Además será destituido de su empleo y se le inhabilitará para obtener otro durante un periodo de ocho a doce años, dice el Código Penal Federal.

El operativo para detener a los hijos del Chapo estuvo mal hecho, en hora impropia, sin el personal capacitado y suficiente, sin valorar la reacción de los delincuentes y sin considerar la posibilidad de sacarlo de inmediato de esa ciudad, donde los capos no sólo operan sino que es su base de operaciones.

Con el argumento humanista, López Obrador trata de justificar lo que, en los hechos, sabemos que no consideró. Es un control de daños que no reparó en que para ser humanista no se deja sin medicamentos al sector salud, sin tratamientos a los enfermos de VIH, a los niños con cáncer, a los que urgen de diálisis y demás enfermos. El humanismo no sólo vale en casos extremos sino que se acredita en las acciones cotidianas.

El ridiculo nacional ahora quiere justificarse con un argumento imbécil: López le mandó mensaje a Trump que es necesaria más colaboración, le pidió que se pare el tráfico de armas.

La realidad es que el operativo estuvo mal implementado, mal hecho, sin el apoyo de la Marina que normalmente hacía esas detenciones con un protocolo impecable que reducía los daños colaterales precisamente porque se hacían de noche, con cercos de seguridad y con información privilegiada que pocas veces se filtró.

La ineptitud del secretario de Seguridad quedó en evidencia no sólo en el operativo sino también por las seis versiones que se han dado del operativo. El tema amerita no sólo renuncias sino sanciones.

Grave sería que la liberación haya sido porque El Chapo tiene compromisos con López Obrador como podría inferirse de la agilidad para apoyar a sus familiares para viajar al juicio del capo y las versiones que dicen que por eso se liberó a sus hijos.

Esa versión pareciera basarse en los propios dichos del presidente. El 17 de julio, en la mañanera, López Obrador dijo: “Lamento mucho que se den estos casos, no quiero que nadie esté en la cárcel, que nadie esté en un hospital, que nadie sufra. Yo soy un idealista, creo en el amor y la fraternidad en la felicidad, soy humanista, no le deseo mal a nadie. Y cuando todas estas cosas que suceden terminan en condenas como esta, una condena a estar de por vida, en una cárcel hostil, dura e inhumana, pues sí conmueve”, expresó.

Mientras, el rídiculo internacional ha sido más que evidente. Las notas en Rusia, España, Italia, Francia, Estados Unidos, Canadá, entre otros, han dado cuenta.
Asegura el presidente, Andrés Manuel López Obrador, que el caso Culiacán sirvió para ratificar su vocación pacifista y por ello minimizó las críticas por las decisiones tomadas.

“Una masacre ordenada por el Presidente es una mancha que no se quita ni con toda el agua de los océanos, ¡ah! que digan que faltaron pantalones, que nos humillaron, que se debilitó el gobierno, no eso no es nada ante un señalamiento de ordenar un exterminio, eso sí yo no sé cómo pueden dormir quienes piensan o les tocó actuar de esa manera, pues con altas dósis de tafil”, dijo el pasado martes 22 de octubre.

Y por ello reiteró que aunque se lleven a cabo encuestas y haya quienes pidan un cambio de estrategia en materia de seguridad, va a seguir con la misma política.

¿Lo de Culiacán se convertirá en un primer aviso? Su gobierno se queda sin margen.

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