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De la responsabilidad, la libertad y el libertinaje

Talina Gonzalez
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Todos vimos a Elsa de Frozen, soltarse el pelo como acto de soberanía al liberarse del yugo de la sociedad manipuladora. A más de uno (yo incluida) se nos erizó la piel al escuchar la voz elevarse al grito de “Libre soy, libre soy: libertad sin vuelta atrás”. La letra y la música de Kristen y Robert López son inspiradoras, por algo fueron dignas de un Oscar.

La libertad, es sin duda, una de las garantías individuales más valoradas en nuestra sociedad, y es aspiración incluso de los que de algún modo disfrutamos de ella. Nos sentimos prisioneros constantemente, por nuestros padres y sus negativas a nuestros caprichos, por el horario laboral, la falta de tiempo, el tráfico… nuestro mundo está lleno de pequeñas prisiones que convierten en meras sombras las razones de peso que dieron pie a los decretos internacionales sobre derechos humanos muchos años atrás.

Así, hoy en día en nuestra sociedad, el libertinaje suple con relativa facilidad a la libertad: la misma Elsa cayó en el espejismo de pasar por encima del otro en aras de lo que todos coreamos alegremente como libertad. “¿Qué más da?”, se pregunta con energía, “No me importa ya: Gran tormenta habrá”, sentencia mientras comienza a llevarse a todo el pueblo, a su pueblo, al invierno más largo y desolado que se había visto jamás.

Pero seamos honestos: todos somos un poco como Elsa, por eso Nietzsche hacía tanto hincapié en no confundir la bondad con la pusilanimidad (algunos se portan bien porque no pueden portarse mal, no porque no quieran, creía el filósofo). Todos alguna vez hemos pecado de egoísmo justificando nuestras acciones con nuestro derecho a la libertad. Casos muy claros encontramos en los medios de información, sobre todo en internet y en las redes sociales.

Si bien Internet nos abrió nuevas posibilidades en cuanto al acceso a la información, también sirvió para dar rienda suelta a más de un personaje que ha aplicado sin límites el derecho a la Libertad de Expresión establecido en el Artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos y que a la letra dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”

Pero al igual que Elsa, más de uno se han alejado del interés común, huyendo de sus miedos, “mirando a la distancia” y dispuestos a “probar qué pueden hacer, sin limitar su proceder: Ni mal, ni bien, ni obedecer jamás”.

Antes que la declaración de la ONU, muchos años, siglos atrás, filósofos y políticos habían puesto el dedo en la llaga marcando la diferencia entre la Libertad y el Libertinaje (incluyendo a nuestro ilustre Benemérito de la Américas con su inmortal frase inspirada en los filósofos de la Ilustración).

La responsabilidad es parte de la Libertad, y cuando se viola esa responsabilidad para con los demás, se cae en el Libertinaje. Si tomáramos con referencia el triángulo de la virtud la Libertad estaría en la cima, a la esclavitud la encontraríamos abajo a la izquierda, y a la derecha, del lado de los excesos, estaría el libertinaje.

Cuando se habla sin saber, se descontextualizan los hechos, se parcializa la información, se replican noticias falsas, no se está ejerciendo el Derecho a la Libertad de Expresión: se cae en el exceso, se abusa y sobre todo, se violenta el derecho de los demás.

Te propongo un reto, querido lector: revisa la sección de últimas noticias de Facebook y elige 5 publicaciones al azar, asegúrate de que sean informativas, es decir, que el post original sea una nota o artículo de carácter noticioso. Ahora, no te apresures en compartirlas, léelas con calma. Seguramente al menos una te resultará extraña, te hará pensar ¿será cierto?

Cuando sientas la duda, googlea un poco, busca información parecida, fotos similares. Seguro te sorprenderá darte cuenta de que el post que leíste es una mentira basada en notas reales y llevada a la red de redes por alguien que claramente está rebasando la línea de la Libertad de Expresión.

La Libertad de Expresión está en riesgo por unos pocos que saben jugar con el lenguaje y los textos, que manipulan a su antojo la necesidad de emociones fuertes que tenemos como seres humanos, y que no tienen vergüenza en inventar y manipular la información con tal de ganar seguidores o sembrar miedo.

Pongamos de nuestra parte para frenar esa difusión de información falsa que daña y perjudica. Demos prioridad a las noticias reales, profundas, documentadas, que son las que al final nos darán la información que necesitamos para establecer acciones, tomar decisiones y ayudar a que nuestra comunidad y nuestra país crezcan.

Me despido con la frase de Stuart Mill que seguramente inspiró a Juárez: “La única libertad que merece tal nombre es aquella que busca nuestro propio beneficio, a nuestro modo, en tanto no atente contra los demás, prive de la suya a otros o limite sus esfuerzos por conseguirla”.

Talina Gonzalez
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