La Revista

De pandemias y otros males

José Francisco Lopez Vargas
José Francisco Lopez Vargas
Sígueme en redes sociales:

Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

Es demencial cuando un gobierno toma una decisión que afectará a toda la población, que generará millones de inconvenientes y que tiene implicaciones, laborales y por ende económicas. Decisiones de ese tamaño implican no sólo el rigor oficial para conducirlas y el ejemplo para que se respeten sino que generen confianza entre la gente para que ésta las tome como propias.

Campeche, nos dicen, no tiene detectados casos sospechosos de contagios de Covid-19, pero hubo alerta por una mujer que desde Europa llegó a Tabasco y se trasladó a Ciudad del Carmen. Fue falsa alarma, pero una sola persona puede contagiar a cientos, y esos cientos a miles, por eso las restricciones, por eso el cuidado, por eso las restricciones.

En Mérida al cierre de esta edición había ocho infectados, pero el gobierno ya había tomado el control sanitario y no sólo suspendió las clases sino que quitó a los ciudadanos todos aquellos elementos que podrían complicar el stress al que está sometida una población que no sabe cómo enfrentarla, con miles de personas que viven de sus ganancias diarias.

¿Qué pasa cuando el jefe del gobierno no atiende las propias recomendaciones de su propio gobierno?

La decisión de varios estados de adelantar el retiro de clases para evitar contagios no sólo es plausible sino una medida adecuada y correcta que quizá no generen simpatías pero sí certeza.

Explicarle a la población que no son vacaciones adelantadas, que el tiempo de guardar debe ser obligatorio y que de ser necesario se ampliará otras dos semanas por los tiempos de incubación del virus es fundamental. A más información más conciencia.

Sin embargo, a pesar de esas medidas, de esas restricciones, el presidente se va de gira, apapacha a cientos que acarrean a sus actos y recorridos y no sólo contraviene la propia instrucción de su administración sino que lo hace ver poco serio al restarle a un problema mundial repercusiones que nada puede anticipar por el tamaño de sus dimensiones.

¿Quién pensó que en China, donde nació el virus, no se daría el contagio mundial que se trasladó a Italia y a España?, ¿era previsible que a 7 mil 562 kilómetros del primer foco de contagio se diera la dispersión mundial?

La lejanía de China de Italia o esos mil kilómetros más a España no podemos verlos como usualmente lo hacemos. Los virus y todas las infecciones viajaban a otra velocidad, con otros portadores, en otros huéspedes.

Por eso es indispensable que se entienda que quienes no tienen nada qué hacer fuera de sus casas aprovechen esa restricción para darse el tiempo a cosas que dejamos pendientes o, de plano, a pintar, arreglar, tejer u otra actividad que pueda hacerse sin salir de casa.

Están cancelados los vuelos a Europa, a Estados Unidos y Canadá han cerrado sus fronteras. Los parques de Disney en Orlando, en California, en Francia o Japón están cerrados. El atorón de la actividad económica es mundial y en esos temas es cuando los gobiernos locales deben y pueden crecer.

El ejemplo presidencial de salir y darse de besos no es más que una demostración que él quiere hacer ver como de valentía, como de inmunidad presidencial que no tiene. Sólo ha contribuido a poner en duda las medidas de contención como eso de permitir un partido de fútbol a puerta cerrada y a 15 kilómetros del Estado Azteca se realizó el Vive Latino con miles de asistentes. Un contrasentido que hace dudar la seriedad.

Al presidente le viene bien esta crisis. Puede salir fortalecido, puede elevar su popularidad, puede tomar medidas y acciones que le favorezcan ante una sociedad muy dividida incluso por él, pero que no se vea como un intento de no perder popularidad y evitar ese bajón que está teniendo en las encuestas.

A esos 30 millones que votaron por él, debe darles certeza, que sepan que él es un estadista que antepone el bienestar de todos antes que su popularidad. Ese capital debe de usarlo para darle certeza al país entero y hasta quienes no votamos por él se sientan representados.

El estadista, por desgracia no lo es, se preocupa por el país, por sus siguientes generaciones y no se enfoca sólo a las elecciones que vienen. Andrés López debe ser prudente, debe dejar de alimentar su ego en ese intento por salvar popularidad e imagen.

El ejercicio del poder desgasta y si hay soberbia, lejanía, decisiones polémicas o erróneas es normal que haya críticas, es normal que no a todos nos guste todo lo que hace, pero si en lugar de reflexionar y ver cómo atiende a los que no están con él sólo los ofende, los critica y los censura, el presidente se quedará, tarde o temprano, solo.

Los mexicanos no tenemos un presidente para que haga lo que a cada uno nos gusta. Está ahí para tomar decisiones, algunas de ellas necesarias e impopulares, pero se antepone el bien general siempre.

Por desgracia, el presidente no ha sido capaz de darnos certeza a todos y eso es lamentable.

Excelentes decisiones las que se tomen en tiempos de crisis, si fueron las correctas o no, ya el tiempo lo dirá.

José Francisco Lopez Vargas
José Francisco Lopez Vargas
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último